Capítulo dos. "De mal humor, siempre estoy yo."

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– Anelisse. – una voz dulce llama mi nombre.

Abro los ojos con lentitud mientras me acostumbro a la luz amarillenta que ponen después de un viaje de noche.

–¿Ya hemos llegado? – pregunto somnolienta mientras froto con lentitud mis ojos y me termino de acoplar a la irritable luz.

– Em sí, ya están bajando. – responde Eros aún con los lentes negros puestos, extraño y misterioso. ¿Qué secretos ocultaras bajo esos lentes de sol?

–Gracias Eros. – tomo mi bolso y guardo todo lo que ocupe en el pequeño y corto viaje, dejando solo mi boleto de avión en la mano.

– Supongo que es aquí donde nos despedimos, espero que tengas suerte para poder regresar a Colombia antes de tu cita. – sonríe mostrando la hilera perfecta de dientes.

– Gracias, yo también espero que tengas un buen viaje. Disfruta tus vacaciones.- y sin más paso a su lado y salgo de aquel avión.

Me dirijo con lentitud hasta el mostrador destinado para la atención al cliente y espero paciente detrás de la señora de cabello rojizo que espera con frustración su turno, aquella señora me recuerda a Maddy, mi jefa.

Maddy suele tener un carácter difícil, el cual por más que me cueste aceptar fue traspasado a mi persona. Así que siempre que peleamos la discusión se eleva por lo menos dos octavas, por eso no quería llamarla ahora sino esperar respuesta del aerolínea ya que al final del día fue su culpa conducirme a la puerta equivocada para abordar el avión ¿Cierto?

– Adelante.– pide la señorita con una sonrisa de cordialidad, espero que por lo menos su sueldo sea justo. Tener que tratar bien hasta a la persona más gruñona, debe ser difícil.– Señorita. – llama mi atención.

Camino con rapidez a su llamado.– Buenas noches, acabo de aterrizar en un avión que viene del centro de México. Mi problema es que allá me han re-direccionado a la puerta equivocada y he abordado este avión por equivocación, en realidad mi vuelo debía de llegar a Medellín Colombia, tengo una entrevista sobre mi trabajo y no me apetece perderla. Sinceramente ¿Puede hacer algo?

– Lo siento, podría hacer un viaje directo a Medellín pero no contamos con ese servicio aún. Pero... podría salir al centro de México y posteriormente podría abordar el avión a Medellín Colombia. – hace una pausa mientras teclea algo en su computadora y mientras eso pasa, con cada tecla presionada bajo sus dedos mis esperanzas se van terminando y un nuevo temor invade mi cuerpo.– El primer viaje de aquí al centro de México parte a las cuatro de la mañana y de allí a Medellín el vuelo sale a las cuatro de la tarde.

Eso era todo, no podría hacer nada para salvar mi pellejo y Maddy me patearía el trasero, bien merecido lo tengo por no haberme percatado de la situación antes.

– Gracias. – expulso el aire que tenía retenido durante los últimos treinta segundos y doy media vuelta.

¿Qué haré? Esto tenía que ser una broma, una jodida y mal hecha broma.

Decido que lo primero será avisarle a Maddy sobre la situación un tanto comprometedora en la que me he visto envuelta. Así que marco su número y espero que conteste.

–Dios mío, ¿Sabes la hora que es Anelisse? Espero que el motivo de tu llamada sea algo urgente o de lo contrario..– la señorita Maddy suena un tanto enojada.

– Lo lamento señorita Maddy, es solo que tome un avión por equivocación y ahora estoy...

–¿¡Tomaste el avión equivocado!? – grita.

– En mi defensa el señor que me acompaño hasta la puerta equivocada fue quien tuvo la culpa.– mi temperamento comienza a subir.

– ¡Y!

– Solo llamo para decirle que no llegare a la cita con el doctor Reid mañana. – cuenta hasta tres Anelisse, es la socia de tu padre.

– Debería decir que deberías solucionarlo, pero sinceramente creo que no estas apta para este puesto. Te di mil oportunidades Anelisse Strong y en ninguna me has demostrado que vas a cambiar y serás digna, lo siento pero creo que tu padre tiene una idea muy diferente a lo que eres.

– Me dio mil oportunidades y en todas ellas demostré que soy digna, quizá no de usted pero si de alguien. – refunfuñe.

– Anelisse Strong, estás despedida. Tú salario de liquidación se verá reflejado el día de mañana, no tengo más que agregar.

Sin más cuelgo.

– ¡Y mi padre estará orgulloso de mi así decida quemar el arbolito de navidad solo porque he puesto luces de más! – grito porque estoy frustrada, grito porque estoy furiosa, grito porque no se lo que haré ahora, grito porque solo quiero un momento para mi y dejar de complacer a todas las personas que me rodean, porque se que mi padre me quiere bastante pero también se que su sueño frustrado fue estudiar derecho y me uso de marioneta para conseguir sus sueños.

Se que la gente me mira raro, así que solo sacudo el cabello que se me ha ido a la cara y avanzo como si estuviera en una pasarela de modelaje para recoger mi maleta, si luzco impecable y segura a todo el mundo no le quedara más que aceptar lo que transmito.

Oh, creo que he pisado a alguien pero ese alguien no ha gritado ¿Debo correr? ¿Pedir perdón? ¿Actuar como que me habla Dios?

– ¿Anelisse? – me giro y veo al chico pelinegro sin lentes oscuros y dios, sus ojos son verdes o grises, no lo se con certeza. Mi mente siempre había podido diferenciar entre los veinte tipos de blanco, pero ahora no puedo describir con exactitud el color de los ojos de Eros.

Cierro la boca que había abierto ligeramente con sorpresa y meto mis manos en mi abrigo blanco. – Sí, soy yo. – exclamo levantando las cejas. – Lamento pisar tu pie. Creo que he descargado toda mi ira contra ti.

– Tranquila, yo también tengo días malos y no tan buenos. – sonríe, esta vez sin mostrar los dientes.

Asiento y doy media vuelta para recoger mi maleta.– De mal humor, siempre estoy yo.

– ¿Has podido arreglar lo de tu viaje?

Niego. – No he podido arreglar nada, además le he notificado a mi jefa y a optado por correrme. El primer vuelo al centro de México sale a las cuatro de la madrugada.

– Y bien ¿Has pensado en tomar unas vacaciones en la playa?

EL MAR TATUADO EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora