Capítulo cuatro. "Vacaciones diferentes, vacaciones inolvidables."

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– Debo admitir que eres bastante graciosa. – reía sin cesar Eros mientras se sostenía el abdomen con la mano derecha y con la izquierda trataba de encapsular su sonrisa.

– Bien, me ganaste no tengo más preguntas. – levanto ambas manos.

– Caballero, señorita hemos llegado a su destino. – el taxista que también había soltado una breve carcajada pero intento contenerse nos anunciaba con tristeza que habíamos llegado al final del viaje.

– Yo bajo las maletas. – sonríe Eros, paga y sale del auto, yo estoy por imitarlo cuando el taxista me interrumpe.

– Cuidado con los Tauro son muy impulsivos.

Me rio y me despido de el con la mano, después bajo y ayudo con las maletas. Yo llevo mi maleta negra practica y una azul metálico de mi acompañante, la cual pesa más que mi mochila con libros de derecho en la Universidad.

– ¿Cuánto tiempo pasarás aquí? – pregunto mientras cruzamos la puerta y caminamos con tranquilidad hacia recepción. El hotel es grande, amplio bastante limpio y con adornos modernos.

– Dos semanas y media. – responde con orgullo y se acerca con la señorita de recepción la cual se mantiene alejada de la realidad masticando un chicle y hojeando una revista de moda. – Buenas noches, soy Eros Ivanov y tengo una reservación pendiente, además quería saber si tienen alguna otra habitación disponible para mi acompañante. – me señala y yo saludo con timidez moviendo la mano de derecha a izquierda.

La chica frunce el ceño y se levanta de un salto, se acomoda sus lentes y aprieta su despeinado chongo. –Eros Ivanov, cuanto has cambiado.– sonríe coquetamente mientras lo recorre con la mirada de arriba a abajo.

– Bastante, ¿Entonces si tiene habitación disponible? – Eros se remueve incomodo en su lugar y sus facciones se endurecen un poco.

– Tengo tres, una en el piso ocho, otra en el veinte y una frente a la tuya. – al parecer la señorita ignora el tono de Eros y su incomodidad y sigue sonriéndole con descaro.

Me acerco un poco más a los susodichos y hablo por primera vez.- Frente a él estaría perfecto.

La chica me analiza y después teclea algo en su computadora, mis ojos no abandonan sus movimientos y cuando ella termina se topa con ellos, esbozo una sonrisa de triunfo y me extiende mi llave. – Habitación mil doscientos cinco piso doce.

Después mira a Eros y le extiende la suya, esta vez se abstiene de siquiera hacer contacto con visual con él.

Ambos agradecemos y nos retiramos de su presencia.

–¿Estas bien? – le pregunto mientras caminamos hacia los elevadores que se encuentran en la esquina contraria a recepción, y mientras espero su respuesta y a que un elevador nos habrá sus puertas no puedo dejar de admirar los hermosos y gigantes ventanales que se extienden frente a nosotros, decorados con un marco café y destellos dorados.

– ¿Vienes? – me llama desde adentro del elevador.

Asiento repetidas veces y me subo con él.

– Me incomoda mucho que las personas cambien la manera que me tratan solo por como me veo, no soy más o menos por mi apariencia física.

El elevador comienza a subir y yo evito el contacto visual mientras busco las palabras correctas.

– Las personas siempre se van a guiar por lo exterior, lastima que no entienden que los buenos libros no siempre tienen las portadas mas llamativas.– sonrió y el me regresa la sonrisa.

– En fin, no vine a ser un amargado en este viaje. Mañana iré de compras porque de la prisa se me olvido empacar unas cosas fundamentales, si aún quieres seguir con lo de "vacaciones exprés" podemos ir al centro comercial, si quieres.

El elevador abre sus puertas avisando que hemos llegado a nuestro destino así que salimos y comenzamos a caminar por el corredor hasta nuestras respectivas habitaciones, cuando llegamos me doy vuelta y le regreso su maleta.

– Si mañana decido quedarme aquí, me gustaría acompañarte de compras. – me despido con una sonrisa corta y sin mostrar mis dientes.

– Descansa.– susurra y se mete a su habitación arrastrando sus tres maletas.

Imito su acción y lo primero que hago es desempacar mi pijama y colocármela para deshacerme de aquella ropa no tan cómoda que use durante el viaje, después tomo mi celular y me salgo al pequeño balcón con el que contaba la habitación con vista al mar.

Esto era vida.

Con esa vista tan relajante y mi alma un poco más calmada decidí marcarle a mis padres, de seguro se enfadarían tal como lo hizo Maddy, pero quería que supieran que me iba a quedar aquí un par de días.

Mi madre contesto al segundo tono.

– Oh, Anellisse pensamos que no íbamos a tener noticias de ti hasta mañana. Preferí no marcarte para no interrumpirte.

Suspire tres veces antes de soltar la verdad. – Escucha mamá no quiero que te asustes...

– ¿Te ha pasado algo?

– No, no, estoy bien.

–¿Entonces?

– Hubo un error, me han conducido al avión equivocado y he terminado en la playa costa del Pacífico.

– Oh dios, en este momento le llamo a Ander para que te consiga vuelo de regreso.

– No, esperaa...

– ¿Qué ocurre? – cuestiona mi padre de fondo.

– Mamá, papá tranquilos. Le he contado del percance a Maddy y ha decidido que lo mejor es correrme.– escucho maldecir a mi padre pero sigo, no me detengo.– El trabajo ya esta perdido y solo quería avisar que pasaré unos días aquí, estoy bien y lo estaré en mi estadía aquí. No tienen porque preocuparse y pueden marcarme las veces que gusten, siempre atenderé.

– Estoy segura que debería decirte que no e ir por ti en estos momentos, pero creo que te mereces unas vacaciones. – mi madre habla después de unos minutos.

– Si necesitas algo no dudes en marcarnos Anelisse.

Cuelgo después de agradecerles y darles las gracias. Mientras escucho las olas del mar romper cuando llegan a tierra firme y siento la brisa pegar en mi cabello una risita nerviosa se escapa de mi boca, pues era una locura que hace veinticuatro horas estuviese deseando desde el fondo del corazón un respiro de tanta locura y ahora estaba por vivir unas vacaciones diferentes al resto, y yo prefería llamarlas inolvidables.

Porque algo dentro de mi me decía eso.

EL MAR TATUADO EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora