EL MAR TATUADO EN TU PIEL

Capítulo cuarenta y tres. "Made for someone special"

Dos años después...

POV EROS

– ¿Es en serio que aún no tienes nada escrito? Estamos por sacar el cuarto disco y te recuerdo que ahí se van todas las canciones de respaldo que ya teníamos, si no logramos componer nada en seis meses no se que vamos a hacer. – Ethan caminaba con rapidez de un lado a otro provocándome jaqueca.

– Tengo un bloqueo Ethan, no puedo escribir nada porque mi cerebro esta seco totalmente. – respondí tajante, en las últimas semanas las peleas entre nosotros habían aumentado un trescientos por ciento y eso era quedarse corto.

Ethan detuvo su marcha y se quedo parado en medio de nuestro estudio.

– ¿Por que estas volviendo a caer?

Niego con la cabeza y me levanto para indicarle que no quiero hablar de ese tema.

– Escucha, somos un equipo que camina unido. Si uno esta en mal balance arrastrara al otro a caerse con él y no me importa caer contigo, pero al menos me gustaría saber porque. – el pelinegro teñido de rubio me mira acusatoriamente y yo elevo las manos en el aire.

– Esto fue demasiado rápido Ethan, ni siquiera me creo que la directora Marshall nos haya conseguido un contrato con Musical Revolution. – le solté de golpe.

Cantar y componer era una de las cosas que había querido hacer por el resto de mi vida, mi padre me lo había inculcado muy bien antes de partir. Pero ahora que lo estoy logrando no se como seguir luchando, no se como hacer flotar a mi barco y endurecer su solidez por si algún día tenemos tormentas.

– ¿Te acuerdas que lo habíamos hablado?– Ethan se sienta en una silla frente al control de volumen. Lo imito y jalo una silla.

– Habíamos dicho que un día lo íbamos a lograr y que daríamos conciertos en cada país del mundo. Y nos tomaríamos muchas fotos en cada obelisco importante. – sonreí recordando los viejos tiempos.

– No llevamos ni un octavo de esas fotos y tu ya quieres rendirte. – bromea y yo rio. – Yo también tengo momentos malos. – se encoje de hombros. – Es difícil tener mala suerte en el amor.

Y ahí se acaba mi seriedad. Comienzo a reír escandalosamente y el solo me mira con indignación. – Tienes a todas las chicas que quieres cuando quieres, a la hora que quieres. – respondo con obviedad.

– Sí, pero a pesar de no ser tan conocidos aún, todo el mundo me ubica como Ethan M. – hace un gran anuncio con sus manos. – A veces me gustaría encontrar a alguien que no conociera mi música, solo para que me tratara de una forma normal y después yo mismo enseñarle a lo que me dedico...

– Si la vida fuera así de fácil todo el mundo tendría una gran sonrisa de felicidad plasmada en el rostro. – respondo con obviedad y el solo me mira directamente a los ojos.

– ¿Crees que encuentre ha alguien? – cuestiona después de unos momentos.

– Creo que ahora debes enfocarte en tomarte muchas fotos en los obelisco, porque algún día le vas a tener que contar a ella y a tus hijos como fue vivir tu primera gira internacional y tenemos que omitir que te quedaste con el tío encerrados en la cabina de sonido hablando de lo asquerosa que es la vida.

– ¿Por que haces eso? – me pregunta con las manos entrelazadas en el pecho.

– ¿Hacer qué?

– El consejo era de mi para ti, no al revés. – puntúa con un dedo y yo esbozo una sonrisa.

– Pensé que ya te habías acostumbrado.