Capítulo nueve. "Debajo de la Luna."

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–De, de, de nada Eros, casual ¿Qué haces aquí?

– Venía a acompañarte porque me dijiste que debías de sacar otra llave.

–Ah sí, bueno tengo hambre y ya tengo las llaves deberíamos irnos antes de queden las diez y el servicio culmine, fue un gusto conocerte Jack nos vemos luego.– me despido de el joven que me atendió y empujo a Eros fuera de recepción para caminar rumbo a los ascensores otra vez.

– ¿Por qué le dijiste Jack? – cuestiona alzando su ceja derecha.

–Porque así se llama. – trato de parecer normal.

– Anelisse, en su camisa tenía de nombre "Robert".

Oh, ¡Problemas!

De pronto el camino a los ascensores queda libre y aprovecho para subirme con Eros pisándome los talones.

–¿No necesitas puntas o algo en los labios? ¿estas bien?– intento cambiar el rumbo de la conversación, se que el lo nota pero no protesta, al contrario me sigue la corriente quitándose el papel del labio y dándole suaves golpes para asegurarse que ya no salía sangre.

–Se ha detenido la sangre, creo que estoy bien. – se encoje de hombros con simplicidad.

El ascensor abre sus puertas y ambos bajamos.

– Son las ocho en punto, ¿Te apetece darnos media hora para bajar a cenar? – pregunto una vez que nos encontramos en nuestras habitaciones.

–Tomate tu tiempo, no tengo problema ¿me tocas cuando estés lista? – intenta sonreír pero su labio le causa aun poco de molestia así que elimina el intento.

Asiento.– ¿Podrías prestarme las bolsas que dejamos en tu habitación?– pregunto temerosa, a lo que el asiente y me las pasa. Sonrió y abro mi puerta para pasar ahora todas las bolsas que hemos comprado. – Gracias Ivanov. – sonrió y el desaparece por mi puerta.

Me dirigí con rapidez a vaciar el contenido de las bolsas sobre la cama y elijo un vestido azul sencillo, de tirantes, sin estampado y a la altura de los muslos. Tomo mi ropa interior y me adentro a la ducha para darme un merecido baño de quince minutos. He calculado el tiempo aproximado que me llevara bañarme, arreglarme, para estar lista en media hora. No quiero hacer esperar más a Eros.

Después de salir de la ducha decido dejar secar mi cabello al aire libre así que tomo una mascara de pestañas y me la coloco, después me pongo un poco de rímel y salgo de la ducha, me calzo unas sandalias plateadas y tomo una chamarra de mezclilla que compre gracias a que Eros la saco de la tienda sin fijarse y tuve que pagarla para que no llamaran a la policía, el se ofreció a pagarla pero no pude evitar negarme.

Tomo mi celular y mis llaves y corro a tocarle a Eros, el sale dos minutos después con unos jeans negros y una camisa azul playera.

-¿Traes llaves? – me pregunta y asiento.– Muy bien señorita Strong, nuestra cena reservada debajo de la Luna nos espera. – extiende su mano y la tomo para después irnos caminando hacia la misteriosa reservación debajo de la luna.

– ¿Cena debajo de la Luna? – cuestiono mientras entramos al elevador.

–En este hotel tenemos como derecho a una cena en tres restaurantes por reservación, mi favorito es between stars and the open sea. – sonríe Eros y nos hacemos a un lado para que entren otras personas y bajar juntos. – Te va a encantar, ves las estrellas mientras comes y escuchas las olas del mar romperse, además sientes la brisa pegar contra tu cara, es una experiencia única.

Sonreí y nos bajamos todos, caminamos despacio en silencio por los grandes corredores del piso inferior a la recepción.

–Quizá debí traerme algo más elegante.– exclamo cuando veo pasar muy elegantemente a familias enteras.

– No te preocupes, hay otro restaurante.– señala con su cabeza a donde se dirigen las familias vestidas elegantemente.– Donde vas elegante, incluye una sesión de fotos, si quieres reservamos después a ese.

Asiento y aguardamos en la fila del restaurante de las estrellas.

Después de unos minutos nos pasan y nos instalamos en la mesa más cercana al mar y debo decir que la palabra "hermosa" para describir la vista es, se queda corta e insignificante.

Al inicio del mar han colocado un par de luces que lo iluminan, y al lado de nosotros se encuentra una separación con arbustos pequeños pero llenos de vida y sobre ellos unos postes cargan una especie de decoración como casita para hadas y adentro una vela.

–¿Qué quieren ordenar? – se acerca un mesero.

– Danos tu menú especial para esta noche y una botella de champan por favor. –exclama con una sonrisa Eros y el mesero asiente, desapareciendo entre la multitud.

– Es hermoso Eros, gracias. – sonrió mientras veo como el mar va y viene, sin patrón alguno.

– Mira. – regreso mi mirada y veo que esta viendo al cielo así que lo imito, estrellas, bastantes estrellas se admiran distribuidas sin ton y son.

– Es...hermoso. – en este momento son las únicas palabras que puedo expresar, aunque se que es muy pobre a lo que siento. Pero de alguna manera, se que mi acompañante esta noche puede entender perfectamente lo que trato de explicar, aún sin palabras se que le puedo transmitir mi sentimiento.

– ¿Ves esas siete estrellas brillantes que forman una figura? - pregunta Eros mientras admiramos el hermoso cielo nocturno.

Niego con suavidad y él enfoca mi mirada con la mano izquierda ligeramente. Su tacto es suave, delicado es como si tuviera miedo de espinarse agarrando el tallo de una rosa, es cauteloso y directo.

– No la veo Eros. – por más que intente forzar mi vista no veo nada más que un sin fin de estrellas brillantes esparcidas en un fondo negro.

– Cuatro parecen un paralelogramo, tres le siguen en una esquina como su colita. – trató de enfocar más mi mirada y entonces lo veo, sonrió mostrando los dientes a pesar de que se que el ángulo en el que me encuentro puede transformar mi cara en algo horripilante, pero no importa. Eros se percata de que por fin la he divisado y añade. – Es la Osa Mayor, una de las constelaciones más fáciles de ubicar, puesto que todo el año aparece desde el hemisferio norte.

El mesero trae nuestra comida y nos interrumpe, ambos regresamos la mirada al presente y después de agradecerle al mesero la comida y la champan, decido hablar.

– ¿Sabes diferenciar más constelaciones? – cuestionó con curiosidad y tomó el tenedor y cuchillo para cortar el corte fino de carne, que es parte de nuestra cena.

– Si me concentro puedo diferenciar muchas, solo que hace un tiempo lo deje de hacer. – Eros imita mi acción y se pone a rebanar la carne.

–¿ Como lo aprendiste? – dejó mis utensilios a un lado y lo miro directamente, no tenía tanta hambre y escucharlo hablar me parecía mejor opción, puesto que Eros es un chico que ve la manera desde otro ángulo para nada superficial y eso me intriga.

Hasta el día en que lo conocí todos los chicos que habían llegado a mi vida pasaban sus tiempos libres jugando algún deporte o videojuegos o de fiesta en fiesta o tenían la cabeza en otro mundo, así que cuando conocí al chico de ojos verdes con destellos grisáceos no pude evitar sentirme intrigada.

– Tenía mucho tiempo libre, del cual ya no dispongo. Pero si alguna vez pudiera tener la oportunidad de disponer nuevamente de tiempo libre, yo creo que aprendería algo sobre jardinería o repostería ¿tú?

Por un momento pensé hacer mi vida interesante, pero por más que buscaba siempre llegaba al mismo punto, nada. Sin embargo, sabía que cualquier cosa fuese relevante o no para Eros sería interesante o al menos eso es lo que me demuestra, así que le dijese las cosas que le dijese el me escucharía y por primera vez me sentí cómoda y en paz.

Por un momento, debajo de la luna me sentí feliz.

EL MAR TATUADO EN TU PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora