LXXI

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"F R A C A S O"

Hayami caminó furiosa hacia la salida, repitiendo esa amarga palabra en su cabeza.

"F R A C A S O" — espetó nuevamente en su mente. Esperando que el aura que la rodeaba fuese lo suficientemente aterradora como para evitar cualquier intento de conversación con ella.

Sin embargo, a pesar de su feroz mirada y de sus pasos firmes, hubo alguien que no tuvo miedo de morir calcinado por el mal humor de Lisa, o más bien, hubo una persona que no tuvo de otra que tragarse el temor para aprovechar la última oportunidad que tenía para hablar con ella.

Aunque era un pésimo momento para hacerlo.

— ¿H-Hayami Lisa-san? — dijo una suave voz proveniente de una chica de ojos morados y cabellos blancos que sonreía algo nerviosa por la mirada asesina de la pelinegra.

Lisa la reconoció enseguida. Era la chica que podía potenciar y anular el quirk de una persona con tan solo beber una gota de sangre. 

— Sobre lo de antes... — Arana sonó intranquila al oír a Hayami suspirar con molestia y cansancio.

— Si vienen a buscar pelea, no es el mejor momento. — le advirtió, teniendo la intención de marcharse de una vez.

Pero la detuvieron.

— Queremos pedirte disculpas. — pronunció el chico de alas negras, Tenshi, apareciendo detrás de la albina junto a sus otras dos amigas.

— ¡Perdón por haberte juzgado sin conocerte y decir que eras una chica presumida!

Lisa abrió los ojos ligeramente por la sorpresa.

¿Realmente habían dicho eso? ¿O era una ilusión que creaba su mente para protegerla de otra decepción?

No. Lisa sabía que las palabras de aquellos jóvenes eran reales.

Pero de nuevo la desconfianza le había invadido, dejándola aturdida ante el incendio que hacía arder su interior en confusión y desesperación.

— ¡Lo lamentamos mucho! — dijeron ellos con sincero arrepentimiento en sus voces, logrando disipar el humo de incertidumbre y desesperanza que limitaban la visión de Hayami.

Pero aún así, no era fácil para ella.

Su corazón desilusionado ya no podía soportarlo. Estaba aterrada de que todo fuese una mentira más.

Le era difícil volver a confiar.

Pero aquellas disculpas la tomaron desprevenida.

Y a pesar de que en ese momento su paciencia y tolerancia estaban al límite, Lisa aceptó regalarles unos momentos de su tiempo para escuchar lo que ellos querían decirle con urgencia, porque no podía ser indiferente a la decisión y arrepentimiento que reflejaban sus miradas.

— Sabes... — Aquaria apretó sus puños, sin atreverse a mirarla a los ojos, porque reconocía que había desquitado su enojo y frustración en esa muchacha. — Te tenía envidia y te odiaba. — confesó finalmente. — Porque eres... ¡Jodidamente buena en todo!— exclamó con lágrimas a punto de caer por sus mejillas. — ¡Cada vez que te mirábamos en el Festival Deportivo, sentíamos que nos quedábamos atrás! — comenzó a explicar con más detenimiento. — No pudimos avanzar, por más que nos esforzamos... — pronunció con la voz trémula. — Porque... Tú... ¡Siempre parecías inalcanzable!

NEVER FORGET YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora