XL

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El cielo sonrojado, las nueves tratando de ocultar sus tonos rojizos, los árboles bailando suavemente al compás del aire. Era una mezcla perfecta para atisbar la belleza de la naturaleza.

Lisa se sentía en armonía, con una calma expresada en sus ojos esmeraldas.

Con paciencia se encaminaba a recoger la leña ubicada cerca de la puerta trasera de su hospedaje.

— ¡Kota, regresa! — escuchó hablar a la heroína de cabellos marrones, notando que el rostro de la mujer se veía muy triste.

Era aquel niño de la noche anterior.

Kota había salido corriendo en la misma dirección del día anterior, pero antes de pasar por el costado de Lisa, sus pies tropezaron por la misma velocidad en la que trataban de escapar.

— Cuidado. — dijo Lisa, sosteniendo del brazo al pequeño niño. Pero este la apartó con brusquedad, levantando la mirada a punto de llorar.

— ¡Ustedes no saben nada! — pronunció molesto y con mucha tristeza al mismo tiempo.

En ese instante no comprendió lo que aquel niño trataba de decir, solo sabía que se encontraba muy herido y solo.

Si era así, Lisa podía entender perfectamente. Es duro estar solo, especialmente para un niño que apenas va conociendo el mundo.

— Perdona Hayami, no fue la intención de Kota. — la mujer se acercó a ella, pidiendo disculpas por la actitud de su sobrino.

— Lo entiendo, Mandalay-san. No se preocupe...

Ambas observaron como desaparecía entre los frondosos árboles, llevándose consigo toda su tristeza acumulada.

Lisa no preguntó más, sabía que ese no era el momento.

Aunque minutos después encontró a Midoriya y el le contó lo que pasaba para pedirle un consejo.

— Hayami-san, ¿Tu qué harías?

Aquel tema era muy delicado, palabras simples no podían solucionar el dolor que sentía en su interior. 

— Crecer con una infancia así es realmente solitario. — hizo una pausa para buscar las palabras correctas y no divagar en sus recuerdos.

— "Mis padres me abandonaron" "Ellos me dejaron" es lo que Kota-kun piensa en cada momento. — se detuvo nuevamente, perdiéndose en alguna parte del cielo.

— No entiende lo que pasó, así que culpa a todos; héroes, villanos, y también se culpa a si mismo... Aunque trate de no aparentar, Kota-kun tiene miedo de estar solo; de regresar a casa sabiendo que ya no le recibirán con un "bienvenido a casa"; de acostarse pensando que en sus pesadillas ellos podrían estar sufriendo.

Mientras Lisa hablaba, Midoriya pudo descubrir en el rostro afligido de la muchacha, que una gran pena ocupaba el vacío de una parte de su corazón formado por la decepción de encontrarse en una continua melancolía. Pudo entender que ella hablaba muy firme por sus vivencias diarias, y que claramente conocía como era estar en el lugar de Kota.

— Hayami-san, ¿Tienes miedo?

El de cabellos verdes sabía que no debía haber preguntado de tal forma tan repentina.

Y un aire de tensión se formó al no saber que más decir para disculparse por ser muy entrometido.

— Midoriya, Kota-kun necesita acciones, no solo palabras. — le sonrió levemente, pero no con el brillo de siempre. — Yo, también quiero ayudarlo...

Es curioso, Todoroki le había dicho casi lo mismo.

Izuku agradeció a la pelinegra por sus consejos, y siguió disculpándose por ser imprudente.

NEVER FORGET YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora