NEVER FORGET YOU

LXVII

La primera prueba estaba a punto de terminar, y los postulantes que ya habían aprobado tuvieron que dirigirse a una sala de espera.

Varios jóvenes de distintas escuelas habían logrado pasar el primer desafío. Pero en esa multitud, Todoroki Shouto no pudo encontrar a sus demás compañeros.

Preocupado, se sentó en una zona apartada del bullicio y esperó por varios minutos, poniéndose cada vez más ansioso y nervioso al no encontrarse con ninguno de sus amigos.

Pero justo en ese momento, una cabellera azabache y unos ojos verdes que no podían pasar desapercibidos cruzaron por su camino, generando una explosión de emociones y sentimientos con solo un intercambio de miradas.

Sin embargo, ella desvió la mirada, y en ese instante él volvió a recordar las cosas que se dijeron al discutir. 

— ¿Te alejarías de mí, entonces?

Aún no podía comprender lo que Lisa había intentado decirle con esas palabras.

Suponía que era mejor alejarse, como ella misma había dicho. Sin embargo, cada vez que lo intentaba, los recuerdos de su infancia invadían su mente, y su consciencia le repetía que él había sido el primero en dudar de ella.

Y se sentía un hipócrita.

Porque le dijo a Noah que respetara el espacio de Lisa, argumentando que tenía la confianza de que ella regresaría con más seguridad.

Pero terminó contradiciendo sus propias palabras, y en vez de ayudar a Lisa, solo la presionó sin esforzarse en escucharla.

— ¿Los demás aún no llegan?

Todoroki se sorprendió al escuchar la voz de Lisa a unos metros de él.

— Aún no. — contestó.

— Ya veo. — dijo Lisa con la misma brevedad.

Todoroki levantó la vista del suelo, y se dio cuenta del hilo de sangre que caía por los labios de Lisa cuando la miró de reojo.

— ¿Qué te pasó? — preguntó con preocupación, olvidándose momentáneamente de lo que ocurría entre ellos.

Y acercó su fría mano derecha al rostro de Lisa para ayudarle a bajar la hinchazón.

— ¿Te duele mu-

— Estoy bien. — pronunció Hayami sin poder evitar sonar cortante.

Shouto alejó su mano inmediatamente, cayendo en cuenta de que ella no quería verlo en ese momento.

— Entiendo. — dijo con la voz apagada, pero firme.

Y se levantó de su asiento, mirando el enigmático rostro de Lisa por última vez antes de irse. Pero ella ni siquiera le regaló una mirada.

O eso pensó.

— Espera, Shou-

— ¡¿Quién le hizo eso a tu cara preciosa?! — exclamó Mina, interrumpiendo y sorprendiendo a Hayami con su repentina aparición. — ¡Dime y le rompo la-

Hayami la sostuvo de los brazos, y le sonrió levemente, diciéndole que todo estaba bien.

— No es necesario, ya me encargué de eso.