Estaba triste, pero no lloraba. No porque se negaba a hacerlo, si no porque inexplicablemente ya no podía.
Los demás parecían expresarse sin tener dificultad, pero para ella no era así.
Le resultaba muy doloroso no poder hacerlo.
Se había convertido en una bomba que con el tiempo terminaría hiriendo a todos los seres que más valoraba. Ella lo reconocía, por eso tenía miedo. Temor de si misma, de no saber en lo que se podría transformar.
No podía romper en llanto, pero su interior le quemaba tanto que se comenzaba a asfixiar.
Reía, eso es lo único que lograba sacar de su cuerpo para aliviar la tensión. Sin embargo sus risas empezaron a sonar falsas, ya no se sentía como antes, y dejó forzarlas, haciendo que una callada faceta se formara en su pálido rostro.
Estaba enojada, cansada, y aún así se levantaba de su cama, creyendo en la mentira de un nuevo día lleno de nuevas oportunidades.
Traba de caminar, seguir adelante, pero la vida de encargaba de mostrarle todo lo contrario.
"Cuando sientas que no puedes avanzar, cierra los ojos, respira lentamente, grita, llora si deseas y cuando estés más aliviada, levántate y corre lo más que puedas... Todos nos hemos sentido así muchas veces, así que no te presiones demasiado. ¿Está bien, Lisa-chan? ¡Estoy seguro que lograrás todo lo que te propongas!"
Las palabras que le dijo Inari con una sonrisa inmensa, cuando ella aún era una niña, llegaron a su mente como un recuerdo espontáneo, causándole un dolor en el pecho al no conocer nada de la condición actual del hombre que cuidaba de ella como si fuera su hermana menor.
Cayó de rodillas, llevándose las manos al pecho, en el lugar dónde estaba su corazón.
Quería gritar hasta que su voz no pudiera escucharse.
- ¡Todos, despierten ahora!
La voz de Iida la detuvo, y con eso se sintió aliviada, porque sentía que crearía un infierno si su mente no estaba ocupada.
El día empezaba al igual que los anteriores, se reunían a tomar el desayuno, se alistaban y luego iban a la escuela donde las clases continuaban como de costumbre.
Aunque en esa mañana hubo un detalle distinto, una actividad diferente que los sacó de la rutina.
- Esto servirá para obtener sus licencias provisionales. - explicó el profesor Aizawa con precisión.
La emoción invadió a varios de sus compañeros, que se alegraron por las nuevas oportunidades que les permitiría esa gran meta.
Corrían a las grandes zonas rocosas, subiendo y trepando, ubicándose lejos del otro para poder iniciar su entrenamiento.
- Lisa... ¿Vamos?
Shouto giró a verla, esperandola con una pequeña curva en sus labios.
Ella no respondió enseguida, como solía hacerlo, si no que dudó en aceptar su propuesta.
Todos avanzaban, alejándose muy rápido. No podía hacerle eso a él, no quería detenerlo.
- Continúa, en un momento voy.
Todoroki se sorprendió ligeramente, la notaba diferente y un poco distante, pero sabía el porqué y eso le preocupaba.
- Ve ya. - Lisa movió su mano, con un ademán, indicándole que siguiera adelante.
- No tardes. Te esperaremos.
Él confiaba en ella, tenía la seguridad que Lisa ganaría su batalla interior y los alcanzaría pronto. Porque conocía lo valiente e inteligente que era, aunque ella no lo supiera.
- No lo hagas... - susurró con la voz quebrada, cuando ya se había ido. - No me esperes.
Apretó su brazo derecho, mirando las espaldas de sus amigos.
Quería dar el primer paso, pero los rumores e insultos que recibía diariamente la envolvían en una trampa invisible de la que no podía escapar.
Lisa se quedaba atrás, oscilando entre la idea de poner o no un pie dentro de ese lugar de entrenamiento.
Retrocedió cada vez más, pero de repente un ligero empujón la hizo despertar, y sin darse cuenta, logró cruzar la barrera que creía invencible.
- No te quedes atrás. - le dijo su profesor Aizawa.
Y quizás ella vio mal, pero la sonrisa imperceptible que apareció en el rostro de su maestro, le alentó a seguir caminando.
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NEVER FORGET YOU
FanfictionHayami Lisa ha conocido la grandeza, y a probado el amargo sabor de la derrota. Ella ha escuchado los empalagosos halagos de sus aduladores, y a soportado el odio irracional de esas mismas personas que decían amarla. Hayami Lisa ha saboreado las d...