XLIV

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Otro día más.

No podía soportarlo, la angustia se apoderaba de él. Caminaba de un lado a otro, y su mente seguía inquieta e insegura.

— Todoroki... ¿Qué haces aquí? — escuchó la voz de Kirishima, y al instante giró en dirección a su compañero.

— No podía quedarme quieto... — habló con una capa de serenidad que cubría su semblante decaído.

— Yo tampoco... — oyó susurrar al chico de cabellos rojos, y le vió bajar la mirada con un rostro entristecido.

Kirishima estaba muy triste y decepcionado al no haber podido hacer algo para ayudar a sus amigos. Se sentía inútil... y la idea de que no sería un buen héroe disminuía la poca esperanza que guardaba en su corazón.

Un nudo se formó en la garganta de ambos jóvenes al pensar nuevamente en Hayami y Bakugou.

— ¿Midoriya ya habrá despertado? — dijo Kirishima tratando de romper la tensión del silencio.

— Aún no...

Todoroki sentía que todo se había detenido en ese sufrimiento que parecía eterno.

— Oh... Ya veo. — murmuró, mirando a los pasillos, dónde a lo lejos pudo visualizar la imagen de Yaoyorozu Momo y All Might.

Kirishima hizo una seña a Todoroki para que le siguiera, y cuando se acercaron al cuarto de la presidenta de su clase, pudieron escuchar parte de la conversación.

— Todoroki. Entonces...

Eso podría ser una solución, pero era muy arriesgado, ellos aún eran alumnos y estarían infringiendo las normas que anteriormente se les había aclarado.

Aún así, estaban decididos y ya nadie podía hacerlos cambiar de opinión.

— Rescatemos a Lisa y Bakugou.

*

En ese mismo momento, pero en un lugar diferente y desconocido para los ojos de los dos estudiantes, la verdadera amenaza se ocultaba tras las intenciones de aquellos villanos que no los dejaban de vigilar.

«Es lamentable, Lisa»

La ojiverde de cabellos negros abrió lentamente los ojos, sin poder diferenciar a las personas que se encontraban frente a ella.

— Hayami Lisa-chan. — Shigaraki Tomura se acercó a la joven de ojos verdes, posicionándose frente a ella con un aura amenazante. — Eres muy interesante.

La chica pronto se dió cuenta de la situación en la que estaba. Su boca estaba cubierta por una cinta, y todo su cuerpo estaba encadenado a una silla. Su paciencia estaba explotando, y los gritos internos que callaba querían eliminar todo aquello que la aprisionaba.

Se movió repetidas veces, haciendo un gran ruido con el choque de las cadenas. Y también trató de usar su kosei, pero al analizar nuevamente, se dió cuenta que aún no era hora.

— Ni intentes liberarte. — oyó decir al pelinegro con el que se había enfrentado anteriormente.

El dolor en su cuerpo le hizo detenerse, y el ruido en su cabeza estaba esperando el momento oportuno para estallar.

Lisa giró un poco la cabeza, logrando ver a Bakugou a su lado, trató de llamarlo, pero la cinta en su boca le impedía hablar claramente.

Lo vió moverse bruscamente, estaba con el ceño más fruncido de lo habitual, y en sus ojos destilaba odio.

— Bakugou Katsuki-kun, Hayami Lisa-chan. — rió con malicia el hombre de cabellos celestes, mostrándoles la portada de periódicos.

— Fracasos de la UA. ¿Esta clase de héroes nos salvarán en el futuro? — leyó las primeras líneas del artículo de opinión.

No mentía, eso decía en aquel documento informativo, lo pudieron corroborar ellos mismos al ver sus fotos en el festival deportivo, Bakugou cuando estaba siendo premiado, y Hayami cuando perdió el control al enfrentarse a Todoroki.

Lo sabían. ¿Porque sorprenderse de algo que ya conocían? Nunca faltaban esos comentarios, aunque eran más frecuentes y fuertes en el caso de Bakugou.

— Tengo algo más que decir, y es para ti... — señaló a Lisa, mirándola fijamente a través de los dedos de la mano que cargaba en el rostro. — Tengo que contártelo, ya que después de todo... Somos iguales.

NEVER FORGET YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora