XIII

659 74 3
                                    

Le tendió la mano, ayudándole a levantarse para ir a la enfermería debido a las quemaduras que ella le había causado. 

— Discúlpame Iida. — le decía Lisa, antes de recibir una llamada de atención de la heroína que vendaba las heridas del muchacho. 

— No hay de que preocuparse Hayami-san. 

La anciana le daba un beso en sus manos lastimadas. 

«Parece la escena de una princesa.» pensó evitando reír por la graciosa cara del presidente de su clase. 

—  Niña, debes tener más cuidado. — sonreía la heroína amablemente, entregándo caramelos a ambos estudiantes.  

— Está bien, abuelita.

Salieron después de agradecerle y caminaron juntos hacia el estadio para ver las siguientes peleas. 

— Esto... Hayami-san. — habló repentinamente el muchacho.

— ¿Qué pasó? 

— No quiero ser imprudente, pero... — continuó hablando con rapidez, viendo lo ojos confundidos de la chica. — Me preguntaba si la heroína Recovery Girl es algún familiar tuyo.

— ¿Ah? — le escuchó decir sorprendida por la pregunta. 

— ¡Discúlpame!

— No es así. — negó con la cabeza. — Le conozco desde muy pequeña, ella me cuidaba muchas veces cuando enfermaba y lo sigue haciendo hasta ahora. A veces me grita y golpea en la cabeza, pero aún así le estimo y agradezco.

Sonrió inconscientemente, contando parte de su historia en un mundo solitario y bello.

— ¡Bravo! Hayami-san. Estoy conmovido. 

Se sorprendió al verlo aplaudir con entusiasmo. No podía culparlo, él no sabía toda la historia y aun así comprendía lo difícil que pudo haber sido para ella y su motivo para llegar a ser heroína. 

— No es conmovedor, Señor Presidente. — bromeó con una risa que escapaba en sus labios. 

Después, Iida fue a hablar con Uraraka en la sala de espera, y Lisa se dirigió al estadio junto a sus demás compañeros para ver la pelea de Kirishima. 

— ¡Vamos Kirishima!

Los jóvenes que se enfrentaban cayeron desmayados y fueron llevados a la enfermería. Ambos eran apasionados y sus kosei eran similares. 

La siguiente y última pelea de la primera ronda estaba por comenzar, no quería perdérselo.  

— ¡COMIENCEN!

El enfrentamiento inició con las explosiones de Bakugou, mientras que la castaña evadía sus ataques.  

Uraraka realizaba su plan para derrotar al rubio, haciendo flotar las piedras para lanzarlas sobre él. Estuvo cerca, pero aun así, no logró ganar. 

Lisa admiraba su fuerza de voluntad y aplaudía, animando a la chica que controlaba la gravedad. 

Cuando terminó la pelea fue a verla. Pero algo la detuvo.

— Ochako, vine a... — susurró girando la perilla de la puerta, deteniendo su acción al escucharla llorar mientras hablaba con sus padres. 

Soltó la manija y cambio de rumbo, caminando con la mirada perdida.    

— ¡Ah! — tocó su frente, al haber chocado con Midoriya por accidente.  — Disculpa, estaba distraída. 

— Hayami-san, discúlpame tu también. — habló nervioso y avergonzado.

Quedaban pocos minutos del descanso, y ya todos se iban reuniendo para ver el primer enfrentamiento, Todoroki Shouto vs. Midoriya Izuku. 

— ¿Es tu turno, cierto? — le preguntó, recibiendo un movimiento de cabeza como respuesta. — Entonces, nos vemos luego. ¡Vamos Midoriya!

— ¡Espera! Hayami-san.  

La pelinegra giró intrigada por la mirada del peli verde. 

— Perderás si no llegas a tiempo. — rió nerviosa. 

— Lo sé, pero quería hablar contigo. 

— ¿Pasó algo? — lo miró preocupada al escuchar su tono de voz. 

— Hayami-san, conoces a Todoroki-kun desde hace mucho tiempo, ¿no es cierto?

— Ah. — posó una mano detrás de su cabeza. — Sí, somos amigos de infancia. 

— Sé que no debería entrometerme, pero... — apretó sus puños, levantando la mirada para mantener sus ojos fijamente en ella. 

— No te preocupes. — lo dijo otra vez, aquella frase contradictoria que escondían sus verdaderos sentimientos. — Él no es así, solo... — se detuvo bajando la mirada, sin encontar más que decir, solo silencio. 

— Pero... Ambos lucen muy tristes. 

Se sorprendió y quedó en silencio, reflexionando mientras el chico de pecas caminaba hacia su próximo enfrentamiento. 

— ¿Qué he estado haciendo? — pensó en voz alta, recostando su cuerpo sobre la pared.

NEVER FORGET YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora