NEVER FORGET YOU

XXXVII

La academia UA terminó las clases del primer semestre y empezaron las vacaciones. Pero no tenían tiempo para jugar, cada uno entrenaba por su cuenta para el campamento en el bosque.

Lisa organizaba su tiempo para realizar todo lo que había planeado. En las mañanas entrenaba junto a Shouto, ya que eran muy cercanos, y en las tardes apoyaba en la cafetería junto a Noah, Hideki y Angela.

Esa mañana estaba muy cansada, la noche anterior se había quedado hasta tarde mirando los capítulos que se había perdido de su serie favorita. Si, en su horario también estaba distraerse un poco, aunque esa noche perdió el control y noción del tiempo.

Su celular vibró, causando una molestia por el sonido repetitivo. Tapó su rostro con las sábanas celestes e intento recuperar el sueño.

Segundos más tarde abrió los ojos con pereza y revisó las notificaciones con los ojos entrecerrados por el brillo.

Era Mina quién le había dejado tantos mensajes.

La llamó para ver lo que quería decirle.

— ¡Lisa-chan! ¿Qué estás haciendo? — gritó por la otra línea, levantando por completo a la pelinegra.

— Acabo de levantarme. — sonó somnolienta.

— ¡¿Lo olvidaste verdad?! — pronunció Mina agitando sus brazos, o eso imaginaba Lisa.

No sabía de qué hablaba, trató de recordar, empezando por qué día era.

Oh, cierto. Había olvidado incluso el día que era.

— Ahh ... Ya me acordé, hoy iremos a la piscina ¿Verdad? — dijo Lisa tratando de calmar a su amiga color rosa.

— ¡Lisa-chan!

La chica de ojos esmeralda rió suavemente. Imaginando la reacción de Mina.

— No te preocupes, estaré ahí. — sonó calmada. — Además, aún no es la hora que acordaron. Así que llegaré puntual. — sonrió levemente.

— Está bien ¡Nos vemos después! — habló animada como siempre.

— Nos vemos.  — colgó la llamada.

Dejó su cama en orden, para después dirigirse al baño y darse una ducha rápida.

Se vistió y alistó el traje de baño en su bolso. No sabía que más llevar.

Vió el reloj, quedaban cuarenta minutos para la hora acordada.

Cruzó los brazos, pensando en lo que podía necesitar.

Cuando por fin decidió dar por terminado su búsqueda, preparó el desayuno, y al finalizar de comer lavó todo lo que había utilizado.

Cepilló sus dientes y salió de casa en dirección al hogar de los Todoroki.

Shouto también iría, pero a entrenar junto a los demás chicos, como Midoriya le había mencionado.

— Fuyumi-neesan — llamó Lisa por la puerta. Y al poco tiempo salió la albina de ojos grises con una corta sonrisa.

— Lisa, ¿Te pusiste bloqueador? — sonó preocupada.

— Uhm... No. — se encogió de hombros, por la pregunta inesperada de la joven.

Caminaron por la entrada hasta llegar a la sala principal, mientras hablaban sobre la importancia del cuidado de la piel, especialmente en ese intenso verano.

Lisa agradecía a Fuyumi por preocuparse, y pensaba que su trato era similar al de una madre. 

— Ya estoy listo. — se escuchó la voz de Shouto aproximarse a la sala.