Era un sábado de primavera en la ciudad, los colores y el clima eran cálidos; pero aún así, ella no se sentía feliz.
Estaba sentada en la orilla de un río cuando conoció a aquel niño que alivió la soledad que le mantenía prisionera.
— ¡Ah! — exclamó la niña con dolor, al sentir una piedra golpear su cabeza.
— ¡Discúlpame, no fue mi intención! Solo intentaba darle al agua. — habló rápidamente una voz desconocida, con un tono preocupado y avergonzado por haberle hecho daño.
— No te preocupes, ya estoy acostumbrada— ella abrazó sus piernas, ocultando su rostro decaído.
— ¿Acostumbrada? — pensó él, acercándose con confusión.
Era un niño de cabello blanco y rojo, divido por la mitad con una perfección inolvidable y única. Y sus ojos, ella nunca olvidaría el brillo que iluminaba los dos mundos diferentes que había en su rostro infantil.
— Casi nadie nota mi prensencia. Es por eso. — la niña sonrió con tristeza, mientras miraba la corriente de agua.
— ¿Vienes seguido a este lugar?
Era la primera vez que alguien conversaba con ella con tanta libertad, sin preocuparse de saber quien era exactamente. Porque para los demás era solamente una pobre y triste niña olvidada.
— Uhm, si. — respondió, contemplando los ojos heterocromáticos que transmitían confianza y amabilidad.
— No te gusta hablar mucho, ¿cierto? — se recostó en el pasto. — Mi nombre es Shouto, tengo cuatro años ¿y tú?
— Ehm, pues, hace poco cumplí cuatro años y me llamo Lisa. — dijo suavemente, acariciando un mechón de su cabello negro que caía sobre sus hombros.
— ¿Vives cerca?— le preguntó, inclinando la cabeza para mantener su mirada en el rostro de la pequeña.
— Solo a unas cuantas casas desde el puente. — sonrió nervisosa, aún acariciando sus cabellos negros.
— ¡¿Enserio?! ¿Cómo es posible que no te haya visto antes? — pronunció emocionado mientras mantenía el brillo en sus ojos tan bellos.
— No lo sé... — susurró confundida.
— Vivimos tan cerca. Puede ser que nuestros padres se conozcan ¿no crees? — hablaba con alegría, hasta que vio los ojos llorosos de la dulce niña.
— Yo no tengo padres. — abrazó sus piernas como una acción involuntaria, tratando de esconder la tristeza en su voz.
— Perdón, no lo sabía. — Shouto bajó la mirada, entristecido, quedando en silencio.
— Esta bien, no te preocupes. — le dijo Lisa, dándole una sonrisa que alivió el sentimiento de culpa en el rostro del niño.
— Shouto, ya es hora. — se escuchó una voz femenina que llamaba con dulzura al pequeño bicolor.
— ¡Ya voy! — se levantó, para correr hacia su madre que le esperaba con una sonrisa en sus labios.
Lisa también quería eso, lo deseaba con ansias, pero su sueño de tener una familia estaba muy lejos de cumplirse.
— Lisa, volveré mañana, ¡nos vemos!
— Nos vemos. — le decía alzando su mano para despedirse. Pero en el fondo, solo deseaba que no se fuera.
— ¿Es tu amiga?— se escuchó a lo lejos la voz de la madre. — Es muy linda, ¿no crees?
— ¡Mamá!— alegaba con vergüenza al ver a su madre reír suavemente.
«Supongo que tendré que volver» pensó la niña de ojos esmeralda, sonriendo por haber hecho un amigo.
De camino a casa se encontró con Hideki Ren, héroe profesional de veintinueve años que cuidaba a niños huérfanos con la ayuda de una agencia profesional encargada de la vivienda y educación.
— ¡Hideki-san! — exclamó corriendo hacia sus brazos.
— Oh, Lisa-chan. — habló sorprendido al ver como se abalanzaba a sus extremidades.
— Mira, traje esto para ti. — dijo entregándole un sobre y un recipiente mientras la cargaba con uno de sus brazos. — Come bien para que crezcas saludable. ¿Está bien? — alegó el héroe, esbozando una sonrisa.
— Está bien. — asentía Lisa, tomando el recipiente y el sobre. — Hideki-san, hoy hice un amigo.
— ¡¿Enserio?! ¿Cómo se llama?— preguntó alegremente, sintiéndose emocionado y feliz al ver que Lisa finalmente tenía alguien con quien jugar cuando él no podía llegar a visitarla.
— Se llama Shouto. — sonrió mostrando sus pequeños dientes.
— Con qué Shouto- kun es tu nuevo amigo. — expresó sonriendo con amabilidad. — Me alegro.
Ambos rieron y se abrazaron, pero, el inoportuno sonido de una llamada alertó al héroe, recordándole que era hora de partir.
— Discúlpame Lisa-chan, tengo que irme. — pronunció repentinamente con cierta tristeza e incertidumbre en su voz.
— Regresará, ¿no es cierto? — susurró Lisa, bajando la mirada al verlo irse en esa lúgubre noche.
Nadie lo sabía, ni siquiera él.
El día terminó y se acostó mirando el cielo oscuro, pensando en quienes serían las personas que le dieron la vida, y la razón de porque no estaban a su lado como los padres de otros niños.
Comenzó a sollozar en medio de la oscuridad de la noche, pero recordó que la mañana siguiente sería un nuevo día y no iba a estar sola otra vez.
Al día siguiente, tal como prometió, Shouto regresó al mismo lugar donde se habían conocido. Jugaron toda la mañana y gran parte de la tarde. Y así, fueron los siguientes días que pasó junto a él.
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NEVER FORGET YOU
FanfictionHayami Lisa ha conocido la grandeza, y a probado el amargo sabor de la derrota. Ella ha escuchado los empalagosos halagos de sus aduladores, y a soportado el odio irracional de esas mismas personas que decían amarla. Hayami Lisa ha saboreado las d...