XLIX

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Había una ligera brecha que separaba a Lisa de la habitación donde su tutor pasaba la mayoría de su tiempo cuando estaba en casa.

No existía punto intermedio. Era solamente ella frente a esa puerta.

Contó diez segundos, y respiró hondo, tocando la puerta de la oficina.

— Pasa. — oyó la voz de Enji, y abrió la puerta lentamente, oscilando entre la idea de hacerlo o no. — Siéntate.

Lisa asintió con la cabeza, sentándose frente a él para poder iniciar la conversación que tanto esperaba hace mucho tiempo.

— Señor Todoroki. — pronunció como lo había practicado en su mente, pero las palabras se quedaron en su garganta. — Creo que ya es tiempo, tengo que-

— ¿Que quieres, Lisa? Se precisa. — dijo el héroe profesional con la indiferencia dibujada en sus ojos, dejando de firmar los documentos que tenía acumulados en su escritorio.

Lisa apretó sus puños al no sentirse escuchada.

— Dije que es hora, que ya es tiempo suficiente para volver a casa... O para que me dejen ir al hospital a ver a Noah y a Hideki-Nissan. — pronunció Lisa con el valor que había reunido.

Endeavor la miró de forma corta, viendo su rostro lleno de frustración, y cuando terminó de analizar la situación volvió a leer aquellos documentos que solo lograban empeorar su humor. 

— Puedes ir con la compañía de un oficial, Fuyumi también puede acompañarte. — habló mientras golpeaba tenuemente el lapicero contra la madera del escritorio, tratando de hallar una solución para la  joven de ojos verdes.

Lisa dejó salir un suspiro cansado y lleno de indignación al escuchar esas palabras.

No pensó que él lo diría, pero quizás era de esperarse, quizás Lisa era muy ingenua.

— Es que no es eso, señor. — le dijo mientras trataba de no alterarse. — No quiero que esos hombres me acompañen.

Endeavor llevó una mano a su cabeza, tratando de apaciguar el dolor causado por el estrés y cansancio.

— Sabes cuál es la situación actual. No podemos correr ese riesgo. Tienes que-

— ¡No lo entiende! — Lisa golpeó la mesa con violencia, dejando sorprendido al pelirrojo que jamás había visto ese comportamiento en ella. — ¡¿Porqué no me lo dice de una vez?! ¡Se lo que piensan!

Las llamas en el rostro de Todoroki Enji crecieron bruscamente, y la vena marcada en su frente reflejaban la pérdida de su paciencia.

— ¡Lisa, basta! — exclamó levantándose de su asiento con firmeza. — ¡Deja ese berrinche de una vez!

— ¿Berrinche? — una parte de ella rió en su interior al darse cuenta de la irónica situación. — ¡Solo quiero que me dejen en paz!

Aquellos ojos esmeraldas dejaban ver un poco de la oscuridad que consumía su mente, y esas palabras eran lo que ella siempre había tratado de decir.

— ¡No tienes idea de lo que estoy haciendo para que puedas estar aquí! — exclamó Endeavor lleno de enojo. — ¡Así que deja de comportarte como una niña caprichosa!

— ¡¿Cómo voy a saberlo si jamás me lo dice?!

El hombre del poder de fuego tiró los papeles de su escritorio y su mirada salvaje se clavó en la imagen de Lisa.

— ¡Maldición Lisa! ¡¿Qué diablos quieres saber?!

— ¡Todo! ¿Porque no lo entiende?— comentó con la voz quebrada por la impotencia.

Ambos desataron la ira que tenían guardada, y la escupieron con resentimiento sin pensar en quién saldría herido primero.

— ¡¿Quieres saber porque no puedes salir libremente?! Es porque creen que eres una traidora. ¿Ya estás satisfecha? — manifestó con el rostro flameante, dejándose llevar por la fuerza de sus emociones.

Hayami siempre lo supo, sabía que no todos confiaban en ella. Pero no le daba importancia, o más bien, no quería mostrar interés por esas personas que siempre criticaban cada acción que realizaba.

— Siempre has sido alguien a quien temer, incluso Hideki Ren tenía dudas sobre ti. Y aún así ese imbécil se metió en problemas para salvar a la hija de otros.

La sangre hervía en el interior de Lisa, y las palabras del villano que la secuestró se repitieron en su mente como un disco rayado.

— Y por eso quieren que sea una heroína. — susurró para sí misma. — ¡¿Porqué no me di cuenta antes?! — la joven de cabello azabache sonrió con sarcasmo mientras sus personalidades combatían por obtener el control.

El veneno en sus gargantas no pararía hasta revelar la amarga verdad, y ellos no tenían planeado detenerlo.

— Hideki Ren tuvo pena de dejarte en un orfanato, porque supo que nadie quería tener a alguien que de un día a otro pudiera convertirse en un enemigo. Es por eso que jamás lograste tener una familia, nadie te quiso. ¿Querías saber la verdad? Pues esa es la realidad.

El juicio de Enji fue cegado por su enojo, y cuando se dió cuenta de las crueles palabras que habían salido de su boca, ya era demasiado tarde.

El brillo de los ojos verdes de la joven se apagó al ritmo de los latidos de su corazón herido, y el nudo en su garganta quemaba al igual que las llamas azules que ardían con rudeza frente a su rostro.

— ¡¿Que le dijiste viejo?! — detrás de ellos estaba Shouto, que fue corriendo al oír los gritos en aquella sala.

En ese momento, Todoroki Enji supo que jamás sería perdonado ni por su hijo, ni por Hayami Lisa.

— Vamos Lisa... — escuchó decir a su hijo antes de cerrar la puerta y quedar totalmente solo en esa habitación.

Aquel día parecía un infierno irremediable.

NEVER FORGET YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora