VII

910 91 1
                                    

La dieron de alta y regresó a casa acompañada de Ángela e Inari, quienes partirían repentinamente al escuchar una alarma en sus celulares.

— Perdónanos, de nuevo. — dijeron con tristeza al abrazarla, ella asintió y comprendió como siempre lo hacía. Después de todo, también eran héroes profesionales.

Recorrió el camino que le faltaba para llegar a su casa, viendo a los niños correr por los parques bajo la mirada atenta y cálida de sus padres.

Le causaba muchos recuerdos, algunos más tristes que otros. Pero siempre estaba sola, mirando desde lejos.

— Hideki-san ¿Porqué no tengo papá o mamá? — recordó lo que preguntó ese día tan distante cuando aún era una niña, aquella tarde en la que se armó de valor para resolver la duda que siempre le hacía daño.

— No puedo responderte eso, Lisa-chan. Tendrás que perdonarme esta vez. — nunca olvidaría la mirada de tristeza que tenía ese hombre que poco a poco comenzaba a olvidar.

Pero lo que no conocía, era que él odiaba lastimarla y decirle "perdóname" cada vez que intentaba escapar de sus preguntas, sin embargo, había prometido que la protegería de aquellos que intentaran lastimarla. Aún si tuviera que esconderle la verdad, lo haría por su bien. Aunque ella no lo supiera.

El caminar de Lisa se detuvo en aquel río pacífico y silencioso en el que disfrutaba la vista del atardecer de cada día.

El viento sacudía sus largos cabellos, y el aire llenaba sus pulmones, haciéndole tener nuevas esperanzas.

Un día después del ataque de la Liga de los villanos, la escuela permaneció cerrada para la protección de los estudiantes.

Y días después, las clases continuaron. La clase de héroes comentaba acerca de su encuentro con los villanos y de lo genial que habla sido All Might al enfrentarse a aquella bestia.

— ¡Lisa! — la llamó, Kirishima desde su asiento.

— ¡Kirishima, hola! — exclamó sonriente, acercándose a él.

— Me alegra que estés bien. — susurró el pelirrojo poniendo una mano detrás de su cabeza. — Cuando creaste el dragón, ¡fue realmente genial!

— ¿Enserio? Gracias.

Se sentó en el escritorio, riendo ante los comentarios graciosos de Kirishima sobre el chico de mirada rubí que se acercaba a ellos.

— ¡Cabello raro! ¡Maldito gato! — los saludaba a su manera al chico de cabellos rojos y la muchacha de ojos verdes.

— Hola, Baku-explosivo — saludó agitando suavemente su mano.

El joven Bakugou se unió a la conversación hasta que el profesor llego al aula.

— ¡¿Aizawa-sensei?! — vociferaron en el aula.

El profesor, aún con los vendajes, declaró el inicio del Festival Deportivo de la UA donde todos debían poner de su esfuerzo para crecer como personas y como héroes.

NEVER FORGET YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora