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Una nueva mañana coloreaba el cielo de tonos azules, formando una grandiosa y relajante vista que captó la mirada de la joven que yacía en la orilla del río.

Había escapado, otra vez.

Su rostro pálido se comparaba con el tono de las nubes, y el largo suspiro que salía de sus labios se mezclaba con el sonido del frío viento.

Quería dormir un poco, solo por un instante; pero no podía conciliar el sueño.

Otra larga respiración escapó de su ser, y sus ojos se cerraron al dejar escapar aquel suspiro lleno de cansancio.

Sin embargo, solo se quedó estática mientras miraba el vuelo de las aves que cruzaban por el intenso cielo.

Nuevamente aquel sentimiento se acumulaba en su pecho, y la ira que crecía en su interior, la conducía hacía lo más profundo de su ser.

Ya no lucharía contra ella misma, simplemente, dejaría que tomara el control; y la escucharía, porque sabía que jamás lo había hecho.

- ¿Porque siempre estás enojada?

- ¿Porque siempre estás fingiendo?

Lisa apretó los puños, no había vuelta atrás dentro de esa espesa oscuridad.

- Eres muy injusta, Lisa. ¿Porque sólo tú puedes tener el control?

En su mente, ella estaba encerrada en un cuarto, dentro de una bañera completamente llena de agua, y frente a ella se encontraba una silueta con un rostro idéntico al suyo.

- ¡Yo también existo! ¡Yo existo junto contigo Lisa! - gritó, hundiendo el cuerpo de la joven, sin mostrar remordimiento.

El agua empezó a hervir al mismo tiempo que Hayami peleaba por liberarse, pero por más que trataba de zafarse de su agarre, no lograba salir a flote.

- Pero tú ni siquiera me tomas en cuenta.

Al escuchar esas palabras llenas rabia y tristeza, pudo entender porque quería ver el mundo arder en sus llamas azules. Recién podía comprender porque estaba tan enojada.

¿Tan arrogante había sido al pensar que su realidad era la única en existir?

Un grito ahogado la llevó a la realidad, junto con el sonido de su celular que paró al atender la llamada.

- ¿Pasó algo? - dijo ella con un tono neutro.

- ¡No seas tan fría, Lisa-chan! - exclamó su amiga, Mina, llorando y exagerando un poco. - ¡No sabía nada de ti, y recién me contestas!

- Lo siento. - habló, recuperando la postura.

- Vendrás a la academia... ¿Verdad? - Lisa la oyó pronunciar con cierto temor, y asintió, logrando calmar la preocupación de Mina.

- No te preocupes demasiado... Nos vemos luego, Mina.

Colgó después de despedirse, y se levantó de inmediato, aún sintiéndose aturdida por esa opresión en su pecho.

Miró nuevamente al cielo, como si tratara de alcanzarlo con sus manos. Y siguió caminando, sin desviar la mirada del firmamento.

Los pies de Lisa se detuvieron frente al hogar de los Todoroki, esperando el momento adecuado para volver a entrar sin que su tutor se diera cuenta.

Trató de no hacer mucho ruido, logrando ingresar a la casa por la "entrada secreta" que había descubierto junto a Shouto cuando eran niños.

Casi soltó un grito al visualizar la sombra de una persona, pero pudo relajarse y reincorporarse al darse cuenta de quien se trataba.

- Tenemos solo quince minutos antes de que el viejo regrese. - habló Shouto en voz baja, mientras sostenía dos maletas negras.

Lisa solo parpadeaba, sin entender lo que estaba pasando.

- ¿Estás lista?

- Sí... - pronunció nerviosa, tomando la mochila que contenía las cosas que necesitaría para la residencia en la UA.

Ambos salieron corriendo, cruzando las calles de la ciudad e ignorando las extrañas miradas de las personas a su alrededor.

- ¡Oigan, regresen! - exclamó Todoroki Enji a través de la ventana de un auto, queriendo bajarse del vehículo para ir tras ellos.

Pero lo pensó dos veces, o quizás muchas más, sabiendo que ninguno de ellos querían verle la cara. Y el impulso de ir a buscarlos desapareció junto a los dos jóvenes que escapaban de su vista.

Hayami miró hacia atrás, aún se encontraba cansada e insegura. Tenía muchas cosas en su mente, que le hacían perderse y contradecirse con sus palabras y acciones.

¿Lo que hacía estaba bien? Ella tendría que descubrirlo por su cuenta.

- ¡Vamos Lisa! - salió de su trance al escuchar la voz de Todoroki cuando él tomó su mano, dándole una sonrisa que tanto extrañaba contemplar.

Sentía que flotaba en una brisa cálida que tocaba su espíritu decaído, dándole una muestra de lo radiante y maravilloso que era lo que veía con sus ojos verdes.

NEVER FORGET YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora