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Varios días después . . .

Rossalie.

Los días habían pasado de una manera muy rápida, a pesar de estar en cama y encerrada dentro de cuatro paredes, el tiempo paso volando. Dean y Brianna se encargaron de cuidarme y seguir todo al pie de la letra como lo indicio el doctor, las heridas que tenía en mi cuerpo, ya estaban totalmente cicatrizadas, mi costilla aún dolía pero mi mejoría era muy buena.
Pronto podríamos irnos de aquí para evitar que se vuelvan a meter conmigo, pocas veces me acerque al balcón apreciar la vista, no me gustaba estar tan expuesta sin Dean a mi lado.

Había veces en las que me molestaba tanta atención de las personas, Milar, Ivo, Dean y Brianna iban detrás de mí a cualquier lugar. No me dejaban bajar al comedor, ni tampoco salir al jardín, si necesitaba algo, ellos lo hacían y me molestaba, estaba en reposo pero no me iba a romper por hacer algo tan pequeño.

Días atrás Dean me presento a Milar, es un hombre bastante atractivo, pero tiene algo en su mirada que no me dejó tranquila, como inquietud, ¿miedo?. A pesar de eso, se ha comportado conmigo de una manera muy especial, se preocupa demasiado por saber si estoy comoda y si necesito algo.

Él se ha encargo de lidiar con el carácter tan fuerte de Dean, los primeros días Dean me cargaba y me llevaba al lugar que yo quería, pero conforme mejore Milar se encargo de convercelo que me dejara caminar un poco para mejorar más rápido.
Durante estos días he visto al otro Dean que él mismo menciono, al hombre frío y con un carácter terrible. Varias veces ha perdido los estribos y Milar se encarga de calmarlo un poco para evitar que termine explotando. Al principio fue muy raro y difícil para mí, verlo de esa manera, estába claro que su presencia impone, sin embargo jamás pensé verlo de esa manera, con el rostro totalmente rojo y sus manos blancas, siento que en algún momento las venas de sus brazos se van a romper por tanta fuerza que ejerce.

Brianna me ha cuidado la mayoría de las veces, su seriedad con Dean sigue, sin embargo ha bajado un poco la guardia y ya puede verlo a la cara y dirigirle la palabra.

Dean pocas veces a dejado de dormir conmigo, sabe que me siento segura a su lado, pero hay ocasiones en las que prefiere no estar en la habitación para no demostrarme su otra cara completamente, se encierra en la oficina durante toda la noche con Milar para seguir planeando su salida de la mafia. Hay veces en las que lo escucho gritar, romper cosas y decir no sé cuántas maldiciones y después se deja de escuchar ruido y estoy segura de que Milar le recuerda mi presencia y mi condición.
Lo he visto con el ánimo por los cielos, pero otras veces solo llega en la madrugada y se sienta a mi lado, recorre mi rostro con la mirada y se va. Varias veces he querido detenerlo, poder hablar con él, pero muy en el fondo de mi corazón se que él no se quedaría.

Ahora mismo, solo falta cinco días para que nos vayamos de aquí, nadie sabe el siguiente destino, ni siquiera Dean me ha dicho nada, pero al parecer es muy viaje muy largo, por lo que el doctor se ha encargado de revisarme una y otra vez para descartar cualquier retroceso en mi salud.

Después de un rato en qué el doctor se fue de la casa, me decidí a darme un baño, la noche ya estaba por caer y al menos quiero dormir estando limpia. Entré a la regadera y dejé caer el agua fría en mi cuerpo, me sentía realmente bien con la sensación de quemazón en las cicatrices.
Lave mi cabello y arregle un poco mi aspecto, me encargue de dejar lisas mis piernas y consenti un poco mi rostro, al salir me puse un poco de crema en el cuerpo y tome un blusón blanco de seda para poder dormir.
Dejé mi cabello al aire, que se secara conforme pasarán las horas hasta poder dormir, me acerque un poco al balcón y tome el libro que me obsequio Milar, al principio no pude entender perfectamente pero lo logré, ya no me faltaba mucho para poder terminarlo.

La historia hablaba de una princesa que creció siendo ocultada de su padre, viviendo en un lugar muy bello, pero el pueblo de su padre al entrar en guerra y ella a pesar de no estar cerca de él, tuvo que huir. Se fue muy lejos y al estar cerca de una tribu, una anciana hechizera la protegió de todo mal conviertiendola en un flor muy bella, que solo con el crudo invierno aparecía para seguir con su vida.

No lograba entender la metáfora, trataba de darle sentido con algún ejemplo, pero mi cabeza no daba para más.
La noche cayó y mis ojos pesaban de una manera terrible, el medicamento que tomaba muchas veces acababa con mi energía. Me acerque a la cama y cubrí mi cuerpo con una manta, poco a poco me deje caer.

(...)

Desperté de golpe cuando mi vejiga me pidio a gritos ir al baño, me levanté muy rápido de la cama y corrí a sentarme en la taza. Pude ver en el reloj de la habitación, la hora, las tres con quince minutos y Dean no había puesto un pie en la habitación durante todo el día. Lave mis manos y cepille un poco mi cabello, estaba muy alborotado de como lo deje.

Al salír del baño, Dean estaba en la orilla de la cama viendo hacia el balcón. No volteo a verme, su vista estaba centraba en la oscuridad de la noche, poco a poco me acerque a él y tome su rostro para que me viera directamente a los ojos.

-Qué pasa?, Estás bien?.- Movió un poco su cabeza y me abrazo por la cintura, su cara quedó clavada en mi estómago.- Amor, se sincero conmigo.

-Estoy sumamente estresado, las cosas no están saliendo como yo quería.

-Se que todo esto tendrá solución, pero dale tiempo. No se va resolver del día a la mañana y menos si te descuidas como lo estás haciendo. Tienes que comer y dormir bien y no lo haces.

-No tengo tiempo para eso.

-Dean, no has dormido en días, tienes que cuidar de ti.- Me separé un poco de él, su agarre se hizo más fuerte y me sentó a horcajadas encima de él.-  No quiero que te pase nada.

-No me va a suceder nada, quiero que estés tranquila.

-Por favor, quédate a dormir, no te vayas, me haces falta.

-No me iré preciosa, me quedaré contigo.

Dean me abrazo por la cintura y comenzo a besarme, extrañaba tanto estos momentos con él. Mis manos se engancharon en su cuello y sus dedos comenzaron a trazar pequeños círculos en mi espalda. De pronto el beso se intensificó y sus manos bajaron hacía mis pompas y las apretó, di un pequeño brinco, pero eso solo dio pauta para que mis pechos quedará a la altura de su rostro, en mi había una sensación de calor que iba y venía y se quedaba estancada en mi vientre. Quería esto con él, lo necesitaba.

-Tenemos que parar, no estás en condiciones para esto, vamos a dormir.

Dean intento bajarme de su regazo, pero solo me quedé ahí, sujeta a su cuello.

-Quiero hacer esto.- Dean me recorrió con la mirada y sus ojos se clavaron en mis pechos.

-Estas segura?, No quiero lastimarte.

-Lo estoy, quiero estar contigo.

Me acerque a besarlo y el juego siguió y siguió la corriente de calor se instaló en mi vientre y las manos de Dean iban y venían sobre todo mi cuerpo, hasta que detuvo sus caricias en mis pechos y después de tanto tiempo, los nervios se hicieron presentes.

Paris In The RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora