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24 de Diciembre.

Dean.

Desperté como cualquier otro día, la habitación estaba fría en su totalidad, Rossalie estaba echa bolita dentro de las cobijas aferrada a mi cuerpo, estos días han sido sumamente difíciles para ella, su madre ha estado ocupada con la mía, cosa que agradezco totalmente.
Por otra parte, la salud de Rossalie me preocupa, el tratamiento ya terminó y su energía se sigue agotando, se cansa muy rápido.
Le informe al doctor todo lo que estaba ocurriendo y menciono que es muy normal por el shock que recibió, que poco a poco volverá a tener energías.

Quise levantarme, pero Rossalie estaba tan aferrada a mi que no quería despertarla. Por la noche Miranda vendría a cenar con nosotros, mi madre invito a Thomas, cosa que no me pareció en lo absoluto, pero él seguía siendo un hijo para mi madre, no podía dejarlo solo.  Rossalie poco a poco se fue removiendo de su lugar, hasta que por fin abrió los ojos y me dedico una hermosa sonrisa.

-Buenos días hermosa, como te sientes?.

-Buenos días guapo, mejor.

-Eso es bueno de escuchar, quieres que nos demos un baño?.

-Si, te extrañó.

Su apetito sexual ya era de otro grado, a pesar de estar con él ánimo por los suelos y estos días cansada, nunca me dijo que no, ella tomaba la iniciativa en cualquier rincón de la habitación y la ducha ya no era una excepción. Hicimos el amor cuántas veces se pudo mientras nos bañabamos, estar de esa manera con Rossalie era la sensación más exquisita del mundo.

Después de ducharnos, salimos hacia la habitación para ponernos algo cómodo y poder ayudar con la cena, mi madre tenía planeado hacer lomo en salsa de cereza.
Al bajar Carolina como mi madre, ya estaban haciendo la mayor parte, rellenar el lomo.
Entre todos seguimos las instrucciones de la receta para poder terminar rápido y poder arreglar el salón principal para la cena.

Thomas

Caí en locura, al parecer nadie se había percatado de nada, ni siquiera de su insignificante ausencia. Monica llevaba desaparecida más de dos semanas, sin presentarse al trabajo o con sus padres, a ningunos de ellos pareció importarles y claro estaba, Dean se quitaba un peso de encima con su ausencia y mejor para mí, a la perra le convenía ayudarme o terminaría muerta igual que Shannon.

Monica estaba en el sótano de una bodega a las afueras de París, tenía que hacer un viaje largo para venir a verla y asegurarme de que estuviera con mi vida. No entiendo cómo fue que Dean no pudo estar con ella, si su cuerpo es una delicia. Nunca pensó que junto a ella se iba aparecer el mismo demonio y ahora tiene que cooperar conmigo para hacerse cercana a Rossalie.
Por fortuna Brianna me invitó a la cena de navidad de esta noche, donde le regalaré un brazalete a Rossalie con un localizador, así podré capturarla más rápido. El estupido de Josh detuvo los planes, se apartó del plan y me dejó de lado, algo me decía que al igual que a todos, Rossalie lo echizo, pero conmigo era diferente, yo sí quería vengarme.
Monica parecía vagabunda, su aspecto era asqueroso pero aún así, las ganas de estar dentro de ella, no se iban, se intensificaban, me imaginaba a Rossalie gimiendo mi nombre, explotando conmigo dentro de ella.
Después de revisar que estuviera bien y dejarle un poco de comida, regrese a mi departamento, para preparar todo para en la noche. Al llegar me dí una ducha rápida y conseguí una bonita caja de terciopelo color rojo, donde guarde el pequeño brazalete.

Claro estaba que Rossalie jamás regresaría a su departamento, por lo que antes de irme con mucho cuidado de que nadie me viera, entre a su departamento. Al cerrar la puerta, su aroma inundó mis fosas nasales y sentí un placer extremo, recorrí cada rincón grabandome cada una de las cosas, al entrar a su habitación todo estaba perfectamente bien ordenado, pero había varias prendas de ropa sobre su cama, me acerque para poder contemplar mejor y era ropa interior. Tome todo lo que había e inhale su aroma, la gloria en una sola prenda, ya no faltaba mucho para que pudiera tenerla debajo de mi.

Rossalie.

El día paso demasiado rápido, la cena estaba lista, al igual que el salón principal, todo muy bonito. A pesar de que estábamos agotados, aún quedaba algo más por hacer, arreglarnos para recibir a los dos únicos invitados que cenarian con nosotros, Mónica y Thomas. Echaba de menos su compañía y tenerlos aquí iba hacer menos complicada la cena, sin un motivo para llorar.

Subí a la habitación junto con Dean, el vestiría con un traje negro de terciopelo, mientras que yo usaría un vestido de satín color negro. Recogería mi cabello en una coleta alta y maquillaria un poco mi rostro.
Dean quedó listo en menos de media hora, mientras que yo, apenas empezaba arreglar mi cabello, decidió bajar para ver si ya todo estaba listo, así que me apresure a ondular un poco mi cabello.
Al pasar los cuarente minutos, por fin estaba lista, adorne mis pies con unas zapatillas rojas al igual que mis labios y baje las escaleras.
Todo se veía tan lindo, pero no tanto como mi hombre, que lucía como una verdadera joya.
Sus manos al tenerme cerca me pegaron a su cuerpo y depósito un cálido y feroz beso en mis labios, mis piernas comenzaron a temblar.

Miranda y Thomas llegaron minutos después, quienes muy alegres me saludaron y comenzamos a cenar, todo iba de maravilla, Dean se estaba controlando de una manera increíble, no prestaba atención a lo que Thomas decía, solo me veía y me sonreía. La hora de los regalos llegó, todos recibimos algo, incluso Milar quien recibió unas calcetas de navidad por parte de mi madre, la cara que puso al ver el regalo, era de fotografiarse.
Tenía días que no sentía esa sensación de alegría en mi pecho, aunque aún tenía un vacío enorme en mi corazón, el estar con todas las personas que quiero, me alegraba la vida.

-Yo te traje un pequeño obsequio Rossalie.- Thomas se levantó de su asiento y se acercó a mi, para darme una pequeña caja de terciopelo.- Recuerdo la primera vez que salimos a cenar, mencionaste que el brazalete de Miranda era muy bonito, así que me encargue de conseguír uno parecido, espero te guste.

Al abrir la cajita me encontré con un brazalete delgado, color plata. En la barra de metal tenía incrustadas varias piedritas de color azul y del otro lado una mariposa.

-Muchas gracias Thomas, es hermoso.

Lo coloque rápidamente en mi muñeca, estoy segura de que combinará con cada una de las prendas que vista, está divino.

Paris In The RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora