CAPÍTULO 02

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PROPUESTAS Y DECEPCIONES.

Pandora

Las personas que se hacen llamar "mi familia" no pueden creer lo que están viendo y oyendo en estos momentos.

—Ay pero que grosera, no os he presentado —me giro hacia mis acompañantes—. Ella es Valeria, mi hija —acerco a Valeria hacia mí, mostrando una mirada cálida por cortesía—, y este es mi amigo, Luka Bianco. Chicos, esta es mi familia de la que os hablé.

Pasaron unos segundos que me parecieron eternos en los que nadie decía nada, sólo nos miraban sin emitir ninguna expresión en sus rostros. Parecía que todo había desaparecía a nuestro alrededor, como si sólo estuviésemos nosotros. En ningún momento aparte mi mirada de ellos. Me mostraba impasible, segura de mi misma y en el fondo de mí orgullosa de mi haberlos enfrentado sin miedo.

Esos segundos acabaron cuando oigo mi nombre a gritos por mi espalda. Todos dirigimos la mirada a ver de quiénes provenían esas voces y resultaron ser mis dos hermanos pequeños, Nicolás y Alexa, que iban acompañados a lo lejos por el abuelo y mi otro hermano, Ángelo.

—¡¡¡PANDORA HAS VUELTO!!! —ambos se lanzan a abrazarme y yo me agacho hacia ellos recibiendo el adorable abrazo—. Sabría que vendrías.

—Me alegro mucho de veros pequeñines.

—Y nosotros a ti Pandora —rompo el abrazo y levanto la mirada, observando que no han perdido la cara de asombro.

—Que manera de volver hermanita. Me la apunto —Ángelo levanta y bebe su copa —. Pues ya estamos toda la familia reunida, ¿alguien quiere otra copa? —pregunta con tono sarcástico y burlón.

Mis padres y mi hermana le miran con odio, mandándolo a callar con la mirada.

—Pandora, ¿podemos hablar contigo en privado un momento? — mi padre pregunta cauteloso sin salir todavía del asombro.

Acepto sin ganas. Mis hermanos pequeños y Luka se quedan fuera en la fiesta y el resto nos encaminamos al interior de la casa, hacia el despacho de mi padre, se encuentra igual que la última vez que entré, 7 años atrás. Una vez dentro, todos nos quitamos la máscara de cordialidad que manteníamos fuera.

—¿Quién coño te crees para volver a jodernos la vida en un día tan importante para mi y de lanzar falsas acusaciones hacia mi persona? —Carina empieza vociferar. El tono de su voz hace que vuelva el dolor de cabeza de esta mañana.

—Mira Carina, primero me hablas con educación porque no te he insultado en ningún momento —me apoyo en el escritorio con los brazos cruzados, enfrentándolos. Veo que Valeria se coloca en una esquina, detrás de mí—. Segundo, he venido porque como miembro de la familia que soy he recibido una invitación, aunque no por tu parte, sino por la del abuelo y Alexa; tercero, no estoy lanzando acusaciones falsas, ¿o es que no estas embarazada y te casas con este don nadie de turno por amor y no porque mamá te haya obligado porque no quiere cometer el mismo error dos veces? —le encaro y me río—. ¿O en realidad sí lo quieres?

No responde, pero si empieza a respirar de forma sonora. Se acerca rápidamente hacia mí y levanta la mano, con la intención de golpearme, pero yo soy más rápida que ella. Me incorporo rápidamente y me inclino, sosteniendo su muñeca con mi mano, impidiendo que me golpee, acción que sorprende a todos.

—¿Ibas a caer tan bajo como para pegarme? —aparto su mano y la hago retroceder—. Carina, también soy madre y también he estado embarazada, y por eso sé cuando una mujer esta embarazada y tú bonita, lo estas —vuelvo a sentarme—. ¿Me equivoco en algo de lo que he dicho? —algunos bajan la cabeza y el silencio vuelve a apoderarse del momento—. Tomaré ese silencio como un sí —sentencio.

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora