CAPÍTULO 24 - PARTE II

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CARICIAS AMARGAS.

Pandora

—Mamá tengo miedo.

El mundo se paraliza y mis pulmones deciden dejar de respirar.

—Valeria dime ahora mismo qué está pasando —agarro el móvil como si al hacerlo pudiera solucionar algo.

Dante me mira y puedo ver un dije de preocupación en sus ojos. Frunce el ceño al igual que yo y tensa su mandíbula, esperando respuesta al otro lado de la línea.

Acabamos de venir de un evento. Yo iba distraída como siempre hago cuando vuelvo tarde y... —hace una pausa para tragar saliva—. Al pasar por el patio central, las paredes están llenas de pintadas y huele a sangre fresca —su voz se quiebra y podría asegurar que está temblando del miedo.

—¿Luka está contigo?

Sí.

P, soy Luka. Además del mensaje de sangre, hay una caja en el centro del patio interior.

Miro a Dante y el me niega despacio con la cabeza y el semblante endurecido. No me gusta ni un pelo lo que está pasando ahora mismo.

—¿Qué dice el mensaje? —pido lo más autoritaria posible.

—"Ojo por ojo, muerte por muerte" y "Las reinas caen y los cazadores acaban siendo cazados y echados a los lobos"

Trago grueso por el descarado mensaje explícito que me envían a mí. Si han escrito eso es porque se han enterado de lo de Dalia, y no me gusta que se tomen las libertades de invadir mi casa.

Me están declarando la guerra sin saber que a mí siempre me gusta estar en el bando ganador.

No saben con quién se están metiendo. Nadie intenta amenazar a mis seres queridos y sale bien parado. Sea quien sea el, o los culpables, serán testigos de mi dulce y agonizante venganza.

Dante aprieta con fuerza las manos sobre el volante del coche, marcando todas las venas de sus manos. Si estuviéramos en otras circunstancias, aprovecharía la ocasión para hacer... otras cosas con esas manos, pero justo ahora, simbolizan que también ha captado el mensaje oculto.

Me quieren muerta, y como saben que soy intocable, quieren ir a por mi familia y amigos para hacerme vulnerable y atacarme.

—¿Y qué hay en la caja? —Dante habla por primera vez desde que comenzó la llamada.

No la hemos abierto aún. Al ver la pared te hemos llamado de inmediato —dicen al otro lado de la línea.

—Abridla —dice autoritario.

En ningún momento cuelgan y eso me causa más ansiedad al escuchar ruidos extraños y sus respiraciones aceleradas.

Analizando la gravedad de la situación, mi acompañante pisa hasta el fondo el acelerador, alcanzando una velocidad temerosa, pero que para nada me preocupa, pues cuánto antes lleguemos, antes puedo poner a salvo a mi pequeña y a mi mejor amigo.

Un grito desgarrador me roba el aliento y el ruido del teléfono chocar con el suelo y ser cogido de nuevo me paralizan el corazón.

Me enseñaron a ser fría, a no sentir ni mostrar sentimientos, a disfrutar del sufrimiento humano, pero también me enseñaron a cuidar a tus seres queridos como un tesoro de valor incalculable. Es por eso por lo que saber que me necesitan y que no estoy allí para protegerlos, me rompe el alma.

Es... es un... Oh dios mío —toma una pausa que parece eterna—. Es un cadáver, Pandora, con las extremidades cortadas y la cara irreconocible.

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora