CAPÍTULO 49

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MI MUSA.

Pandora

¿Me creerías si os digo que cuando Avalon se enteró de que había fastidiado un polvo con Dante, me mandó a casa para recuperar lo que había interrumpido mientras ella se cogía un taxi con la promesa de comer juntas?

—Bienvenida a Florencia, Avalon.

—Cállate y dame un abrazo, ángel —suelta su maleta y me abraza de golpe.

Hace una semana que nos vimos en Milán, pero parece que haya pasado una eternidad.

—¿No podías haber cogido un vuelo más temprano?

—Era el único que salía hoy desde Milán —me dice con el ceño fruncido—. ¿Por?

Me muerdo el labio, sin creer que vaya a decirle lo que voy a decirle.

—Porque por venir a recogerte he tenido que decir que no a una propuesta indecente de Dante.

Su sonrisa se desvanece.

—Dime que es una broma —pide con seriedad.

—Ojalá lo fuese.

Agarra su maleta y nos empuja a las dos hacia la salida. Alza la mano pidiendo un taxi, confundiéndome.

—Vas a volver a casa, ¿ok?, y lo intentas seducir para no perder un buen orgasmo. Yo me cojo un taxi, aplazamos el plan de esta noche a mañana y te compenso esto comiendo mañana. Lo siento, en serio. Sé lo molesto que es que te jodan un polvo.

Si llego a saber esto, me habría ahorrado el viaje y estaría disfrutando de todo el placer que Dante tenía para ofrecerme.

—Vale. Hablamos mañana.

Me lanza un beso al aire cuando se mete en la parte trasera del taxi. Vuelvo a mi coche, conduciendo a casa con cero esperanzas de retomar lo que tuve que cortar.

Al final no lo hicimos, porque a mí me dio un bajón de energía al llegar y él estaba casi dormido cuando me colé en su cama. Al menos no se enfadó y me acomodó entre sus brazos para dormir juntos después de darme una ducha. No hubo sexo, pero me conformo con una noche sin pesadillas entre sus sábanas.

Por desgracia, tampoco lo hubo al despertar, porque cuando iba a hacer el intento de despertarlo con besos húmedos, nuestros teléfonos comenzaron a sonar sin descanso.

Por lo visto tenemos evaluación médica y una reunión con los jefes de la central. Qué ganas, nótese la ironía.

—Dante, quedémonos en la cama, por favor —suplico poniéndome boca abajo para no levantarme.

Me da un azote suave en el culo cuando quita las sábanas, ganándose un gruñido y una mirada asesina por mi parte.

—Antes nos quitemos esa reunión, antes acabamos el papeleo que nos darán y antes podremos tener tiempo libre para cobrarme la deuda que me debes —me coge en brazos y me saca de la cama a rastras, llevándome cual saco de patatas hacia el vestidor.

—Cuando todo esto termine, me voy a coger unas vacaciones de un año por lo menos.

—Un año sabático no nos vendría mal a los dos —me dice con voz pícara, pero yo sigo con un humor de perros.

Mi humor mejora un poco, solo un poco, cuando se desnuda frente a mí, regalándole a mis ojos un buen primer plano de su culo y trabajada espalda. Me relamo el labio los segundos que se mantiene así, eligiendo camisa, hasta que desaparece en su vestidor como manera de decir que me vaya al mío.

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora