EXTRA I

4.9K 431 145
                                    

EXTRA CAPÍTULO 21

TE ECHO DE MENOS.

Valeria

Me despierto antes de que suene el despertador. El corazón me va a mil y noto como mi pulso tiembla levemente cuando ruedo en la cama para apagar la alarma del móvil, anunciando que ha llegado uno de los días que menos me gustan en el año.

Me coloco mirando al techo, metiéndome en mis pensamientos mientras intento que el ritmo de mi corazón se ralentice y vuelva a la normalidad.

Uno de noviembre, día de todos los santos en el país donde me crie. Un día agridulce por todo lo que este día me hace sentir, tanto para mí como para Pandora, mi madre adoptiva.

Mucha gente ve nuestra relación rara o mal vista, pero yo no lo veo así. Tenerla a ella como madre, después de lo que pasó con mi madre biológica, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Ella era mi mejor amiga antes de eso, y ahora mi madre, y no puedo estar más feliz de eso.

Me giro para esta vez observar como los primeros rayos del día se pelean con la luna para hacerse presente en el horizonte, haciendo inevitable la llegada de este día gris.

El colchón se hunde a mi lado y un cuerpo con olor a rosas se pega a mi espalda y me abraza de la cintura. Vuelvo a girarme para mirarla y corresponderle el abrazo cálido y maternal.

Su pelo sigue un poco húmedo. Habrá salido de la ducha no hace mucho. El aroma de su perfume, junto a sus caricias, me terminan de calmar, y me quedo así, disfrutando de ese toque tranquilizante.

A pesar de su perfume, logro percibir el olor a sexo característico que ella emana, y no me hace falta para saber quién a sido el afortunado, porque estoy segurísima de que ha sido Dante. Queda feo que piense esto, pero de todos los "novios" que ha tenido, Dante es con quien más veo ese brillo especial en sus ojos. Sé que no son nada, que su situación es complicada, pero no se pueden negar la atracción que sienten.

—¿Cómo te encuentras? —me pregunta, deslizando un mechón de mi pelo por detrás de la oreja.

—Rara. Estos días son agridulces.

—Lo sé —suspira—. Te dejo para que te prepares. Vienen a recogernos en una hora —besa mi frente y sale de mi habitación.

Hago un esfuerzo por salir de la cama e ir directa a la ducha, dejando caer el agua caliente por mi cuerpo, esperando que con esa agua que surca mi piel, se vayan también las malas energías y el dolor de hoy.

Me visto completamente de negro, con unos vaqueros ajustados, un jersey grueso para el frío y unas botas militares. Busco entre las cajas donde guardo las joyas, en busca de la medalla que pertenecía a mi madre, Clara, para ponérmela hoy.

Pandora llega justo cuando intentaba hacer algo con mi pelo, y como si me leyera mis pensamientos, se pone detrás de mí y se encarga de cepillarlo y trenzarlo como a mí me gusta.

Ninguna dice nada cuando termina y bajamos para montarnos en el coche que nos lleva al aeródromo privado, donde nos espera un avión que nos llevará a nuestro destino, Madrid.

El reloj de la cabina marca las siete de la mañana, y el amanecer ya se deja ver en el cielo, reflejando la luz a través de las ventanas, iluminando los ojos plata de mi madre. Me acurruco a su lado, apoyado mi cabeza en su regazo, entrelazando una de mis manos con la suya, colocada para no caerme, y dejando que me acaricie la raíz del pelo con su otra mano.

—¿La llevas? —me pregunta y capto lo que quiere decir.

—Sí —señalo el bolsillo del bolso donde guardo lo que me pide. Asiente y vuelve a sus caricias mientras ella mira las nubes por la ventana

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora