CAPÍTULO 45

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CABALLO DERRIBA PEÓN.

Dante

¿Alguna vez has tenido pesadillas? ¿Alguna vez te has levantado de golpe en la madrugada, con una opresión en el pecho que no sabes calmar? ¿Alguna vez has confundido realidad y delirio durante el sueño? Por desgracia, yo sí, y nunca tan fuerte como hoy.

Me estaría haciendo el fuerte y el macho alfa si dijera que no me arrepiento de haber acompañado a Pandora a La Academia, porque en realidad puede que sí que me arrepienta de ello y las pesadillas sean el fruto de todo lo visto, oído y vivido.

Dicen que uno no sabe lo que otra persona ha sufrido hasta que lo vive en su propia piel... Nunca llegaré a experimentar todo lo que Pandora vivió por tres años, pero sí que puedo comprender su odio hacia La Academia.

Ese lugar... Va en contra de todo lo que creemos como bueno y aceptado por nuestras normas morales... Allí se rigen como en la antigüedad, con la ley de ojo por ojo, matando para entretener, para satisfacer deseos enfermizos... Por placer, un placer muy oscuro.

Desde mi limitada libertad allí, vi como adolescentes eran inculcados desde la maldad, moldeados para ser sádicos sin escrúpulos ni resentimiento, como vitoreaban una pelea que perfectamente podría haber sido una pelea de supervivencia...

Podría decirse que es la primera vez que he visto la cuna del mal tan cerca.

El aire que respiraba me asfixiaba, incluso se percibía cierto hedor difícil de explicar fuera de esas paredes... El olor de la maldad.

Aunque lo más duro no fue eso... Lo más duro es oír como Pandora explicaba grosso modo todo lo vivido allí, por todo por lo que tuvo que pasar y como tuvo que callar todo. De como tuvo que sobrevivir sola, sin Argos para cuidar de ella.

La rabia burbujeaba cuando las palabras salían de su boca, porque yo no podía hacer nada más que comprenderla y jurarle con mi mirada que haría todo lo que está en mi mano para que no volviera a pasar por ello.

¿Sabes la impotencia que sentí cuando relataba que fue corrompida por Claus? Nadie nunca podrá sentir lo que yo, porque ella no se merecía pasar por todo aquello, mucho menos en el estado en que se enzarzó en esa macabra y oscura misión.

Lo que más me sorprendió es que, entre tanta mentira y oscuridad, yo seguía viendo a Pandora más allá de la fachada de Eris. Incluso entendía el por qué de sus acciones y como sus dos versiones se fusionaban en una sola... En mi thèa, ese ángel sombrío que es protagonista de todas mis fantasías, de la calma en las noches oscuras, el complemento de mi mente y la musa de mis melodías.

Diosa que, como ella predijo, está sufriendo los efectos de la visita a La Academia.

Los ataques de ansiedad no tardaron en llegar, pero ya estábamos preparados para ellos. En el camino de vuelta, pedimos a Zia y Diana que se vinieran a la mansión por unos días, para atenderla cuando los brotes llegaran. Y lo hicieron... más brutales que los anteriores.

Muchas veces tenía que intervenir yo bajo las órdenes de Diana para que no le hiciera daño a su bebé, porque peleaba como si ella fuera una alumna vagando por el bosque durante el vasallaje. Me asombré con la cantidad de sedantes que usamos en ella.

Si lo que nosotros veíamos desde fuera es solo una pequeña muestra de la guerra mental de principios que se disputaba en su cabeza, no me imagino lo que le tenía que doler a ella.

Razón de más para pasar las noches junto a ella, calmándola cuando se despertaba con el corazón desbocado, llorando por los terrores nocturnos. Soportando cuando reaccionaba agresiva, que es cuando avisaba a las chicas. Una vez incluso intento ahogarme, porque pensaba que era Claus y la intentaba matar.

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora