CAPÍTULO 07

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UNA GATITA ASTUTA, CALIENTE Y ENIGMÁTICA.

Dante

Me levanto aún con la polla erecta, y sin ponerme ropa interior, salgo al balcón de mi habitación, enciendo un cigarro en el camino y doy varias caladas cuando me apoyo en el barandal, admirando la ciudad italiana que tengo a mis pies mientras pienso mi siguiente movimiento.

Mi cuerpo la echa de menos y punto. No sé cuantas veces me he tocado imaginando su cuerpo iluminado por luces rojas y con su ropa interior en mi mano. Ya no me sacio con las mujeres con las que solía desquitarme y eso me enerva. La quiero en mi cama; ya.

Termino el cigarro sin que este sacie mi ansiedad y vuelvo a adentrarme en la habitación. La mujer con la que follé anoche ya no está y lo agradezco, no tengo humor ni tiempo para lidiar con reclamos estúpidos.

Me pongo ropa interior y bajo hacia la cocina en busca de bourbon que sacie mi cordura y pensamientos. Cuando tomo la botella e intento empinármela, unas manos me la arrebatan, frunzo el ceño y miro hacia donde proceden esas manos.

—Beber sin nada en el cuerpo es malo para tu salud —me reprende Alyssa, mi ama de llaves y mi antigua cuidadora—, mejor toma esto, calmará tu mal humor —me pasa una taza con té o café, qué se yo.

—No estoy de humor para juegos, Alyssa —intento arrebatarle la botella, pero huye de mí porque sabe que alzarla no es opción al ser yo más alto que ella.

—Me tienes aquí para cuidar de ti y de tu salud, te guste o no —ruedo los ojos y termino aceptando el brebaje que me da, desde luego que café no es por su olor—. Sube y cámbiate, tienes una reunión con Marco, ¿recuerdas?

Odio que la gente me dé órdenes.

—No eres nadie para ordenarme qué debo hacer —gruño de mala gana terminando de beber lo que sea que me haya dado, notando que sí hace algo de efecto, me siento menos ansioso.

—Soy la persona que te ha criado y la que te mantiene con vida. Sin mí, vivirías a base de alcohol, tabaco y comida precocinada —coloca sus brazos en jarra y alza una ceja.

—Pues has criado un niño engreído, arrogante, orgulloso, narcisista, perverso y muchos más adjetivos para nada bonitos—me acerco a ella, entregándole la taza—. Si esperas que te dé las gracias por ello, espera sentada —le doy un beso en la mejilla y salgo de la cocina para volver a subir a mi cuarto.

—La belleza esta en el interior, Dante — oigo su respuesta en la lejanía mientras camino por la planta de arriba.

Estoy seguro de que ha rodado los ojos, suspirado y susurrado algo sobre lo orgulloso que soy para decir cosas y que prefiero demostrar con actos y no con palabras.

Al llegar arriba me doy una ducha de agua helada intentando calmar la calentura de mi polla cuando los recuerdos de la diosa vuelven a llegar a mi mente, y no tengo otra que masajearla mientras planeo las próximas fantasías sexuales que cumpliré con ella, porque de lo que estoy cien por cien seguro es que cuando la encuentre de verdad, la secuestraré en una habitación y no pienso dejarla salir hasta que mi cuerpo se sacie o se canse de ella, y no me va a pesar el estar casado con Lía o que ella tenga pareja, porque cuando yo quiero algo lo consigo, sin importarme las consecuencias o daños colaterales.

Desde que me dijo su nombre no he parado de investigar hasta encontrarla, y lo hice, pero me llevó a un callejón sin salida aparente, y digo aparente porque mi instinto como agente de fuerzas especiales me dice que hay más, que lo que los archivos informan es solo la punta del iceberg sobre quién es verdaderamente esa diosa rubia. Sé que es italiana, de familia poderosa y un pez gordo empresarial, dirigiendo la cadena hotelera más importante de Italia y media Europa, junto con Corporaciones Ricci. Fuera de eso, es un jodido enigma, uno que me tienta a seguir investigando.

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora