CAPÍTULO 03

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UN BRINDIS POR MÍ.

Pandora

Al día siguiente nos despertamos tarde, pero tampoco teníamos mucho que hacer. Fuimos de compras, pues ante la inminente mudanza, sólo hemos traído ropa para unos pocos días. El tiempo pasa rápido y cuando me doy cuenta llaman a la puerta, dejando todas las bolsas que Julieta nos ha preparado. No puedo negar que la chica tiene muy buen gusto.

Para mí me ha preparado un precioso vestido negro largo, con un fruncido en el lado izquierdo y una apertura en el mismo lado, corte cuadrado y con la espalda descubierta salvo por una tira que une los dos tirantes del vestido. También me ha enviado unos tacones, también negros, que a la altura del tobillo se atan con dos cintas de cuero, y de joyería hay un conjunto de brazalete, collar y pendientes de serpiente. La caja con las joyas llevaba una nota, con una clara indirecta.

Para que vean quién eres. J.

A Luka le ha preparado un elegante traje completamente negro con detalles en dorado, junto con zapatos y un colgante de oro discreto, pero elegante.

No nos lleva mucho tiempo arreglarnos. Me maquillo de forma sencilla, resaltando el gris de mis ojos con un ahumado, que no se verá por la máscara, y unos labios rojos. Dejo mi pelo suelto y liso y me acomodo el vestido sobre mi cuerpo, me queda como un guante y pese a que el escote es recto, resalta mi busto.

—Y ahora... el toque final —nos dice Valeria a ambos—, Las máscaras —abre las cajas en la que se encuentran guardadas y son preciosas. La mía es dorada con perlas marcando pequeños detalles y la Luka es negra con apliques dorados.

—Me dais envidia. Vosotros vais a divertiros y yo me tengo que quedar aquí amargada.

—Llama a tus primos, seguro que no se niegan a ir a alguna discoteca —le digo.

—Te recuerdo que soy menor de edad.

—Y yo te recuerdo que ahora es una Fiore Ricci. Con estos apellidos y con tus primos, entras a cualquier lado.

Dejamos a Valeria hablando por teléfono buscando plan cuando nosotros dos bajamos a la entrada del hotel, donde me avisan que han enviado un coche para llevarnos al sitio de la fiesta. Nos toma llegar al sitio un rato. Es en su propia casa, o más bien mansión, que está llena de gente y periodistas. Nos ponemos las máscaras, bajamos del coche y nos adentramos en la fiesta, no sin antes hacerlos numerosas fotos.

—Ay Dios mío, como echaba de menos estas fiestas —dramatiza Luka.

—Yo también —admito.

El tiempo se fue volando, hablando con mucha gente que reconozco tras la máscara. Luka ha desaparecido, seguro con alguien que haya caído en su mira. La velada estaba siendo maravillosa. Como había dicho antes, echaba de menos este ambiente que se respira y la elegancia de las fiestas de máscaras italianas.

—Señoritas y caballeros, permitirme unos minutos de vuestro tiempo —Julieta alza su voz, llamando la atención con el sonido de varios toques a su copa. Me acerco a ella un poco, aunque sigue sin verme—. Quiero inaugurar oficialmente en inicio de la temporada de verano y el regreso de alguien muy especial —intenta buscarme entre la multitud—. Amiga, donde quiera que estés, bienvenida de vuelta —alza su copa—. Por su regreso.

Los invitados repiten sus palabras y elevan sus copas, brindando. Bebo parte de su contenido. La gente vuelve a disiparse, por lo que aprovecho y me escapo a la zona exterior, donde hay un jardín de ruinas antiguas perfectamente conservado y decorado con muchas luces para la ocasión. Paseo entre las ruinas, dejándome absorber por la esencia del ambiente. Siento que alguien me sigue, pero me hago la loca y continuo mi paseo. Me apoyo en la repisa de un gran balcón que da vistas al jardín en ruinas, otro jardín y las vistas de la ciudad iluminada en la lejanía. Es ahí cuando termino de beber de mi copa de champagne.

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora