SECUESTRADOR Y CAUTIVA.
Dante
Insaciable, indomable, dominante, ardiente y con don para la prosa, así es la pantera que tengo bajo mi cuerpo gritando del placer que yo, y solo yo, le doy.
—La pantera sigue hambrienta —susurro con voz ronca sobre su oreja—, perfecto, pues el halcón sigue con ganas de someter a su presa.
—¿Y si la presa no quiere ser dominada sino ser la que somete a su depredador? —responde cuando su respiración se normaliza, volviendo a ese tono de superioridad y soberbia que la caracteriza y me enciende.
—No me va eso de que me controlen.
—Entonces te has topado con la persona errónea —ejerce fuerza, pero me dejo rodar hasta que vuelva a quedar sobre mí—, porque a esta pantera le encanta dar órdenes y sentirse poderosa —se levanta y comienza a caminar hacia la puerta.
—¿A dónde vas? No podrás escapar de mí.
—Estamos en la habitación equivocada —cruza el umbral de la puerta después de emitir una sonrisa ladina.
Me levanto y la sigo a una distancia prudente, caminando desnudos en la oscura tentación de la noche por los pasillos del museo personal en el que vive.
—Bonitas obras de arte —señalo los cuadros y esculturas que encuentro en mi camino.
—Sí, ¿verdad? —pasa las manos por la silueta de su cuerpo a la misma vez que gira su cabeza para mirarme, morderse el labio y guiñarme el ojo.
«La mejor obra de arte»
No sube por las escaleras a su habitación, sino que avanza por el pasillo de la planta baja hasta llegar a la última puerta. Me da una mirada antes de abrirla y adentrarse en ella, segundos después yo lo hago y observo el ambiente, parece una habitación normal salvo por el detalle de una de las paredes, donde hay numerosos elementos con los que podríamos jugar toda la noche.
Llevo mi mano a mi mandíbula relamiendo mis labios mientras veo como deambula como niña que acaba de entrar en una tienda de dulces, pasando sus manos por todos los elementos hasta pararse en uno concreto: cuerdas negras. Las coge y se gira para mirarme.
—¿Quieres que te vuelve a atar? —pregunto dando un paso hacia su posición.
—Más bien lo contario —lleva las manos a su espalda cuando da otro paso, acortando la distancia entre ambos.
—No.
—Sí.
—He dicho que no.
—Hagamos un trato —da otro paso, quedando a escasos centímetros de mi cuerpo—. Tú me dejas atarte, te ato y te doy una de las mejores mamadas que te van a dar en tu vida. Tras eso, decides si también quieres que esta diosa te monte —con dos de sus dedos toca mi pecho y los va subiendo sin apartar su mirada intensa de la mía—, o te dejo que me ates a mí otra vez, sabiendo que si no me dejas hacer la primera parte, otro día me cobraré las ganas que tengo de tenerte como sumiso, y no será solo un orgasmo, sino que será mucho más —explica el trato e intenta negociar.
Analizo su propuesta con rapidez, pues no le gusta que la hagan esperar. Es tentadora, pero me gusta más la parte de atarla a la de ser atado.
—La primera —pronuncio mi respuesta.
—Esa es la que quería oír —me da un casto beso, y ese simple gesto, en la situación y en el ambiente que nos encontramos, es suficiente para volver a excitarme y ponerme duro otra vez.
ESTÁS LEYENDO
PANDORA © (Sombras #1)
RomanceDUOLOGÍA SOMBRAS - Libro I (Completo) Pandora es un arma de doble filo, es la elegancia y seducción personificada, pero también es la maldad y perversidad encarnada. Empresaria de éxito por el día, y una de las mejores agentes de inteligencia milita...