CAPÍTULO 24 - PARTE I

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BRUJA PAGANA.

Pandora

Dos semanas. Ese es el tiempo que le di para que dejase procesase todo lo que había pasado, y para que canalizase todo ese resentimiento que sentía. Las dos semanas mas raras de mi vida.

Los recuerdos volvieron, las pesadillas se intensificaron y el mundo no estaba a mi favor. Evité pisar la central y me escudé en las empresas, los hoteles y en mantener mi mente ocupada con otras cosas, sin resultado en algunas ocasiones.

No somos nada, solo dos personas que trabajan juntos y comparten cama sin compromisos, pero esto afecta como si fuéramos una pareja. No soy celosa, y tampoco me debería poner celosa por saber que se ha estado juntando con una teniente de la central rusa y con Dimitri por algunas misiones, pero la abstinencia y el deseo de su perdón nublan mis pensamientos.

Vuelvo a centrarme en una propuesta de maqueta para un proyecto que llevo en mente mucho tiempo y que espero que salga pronto a la luz. Los gemelos Duval me explican al detalle todos los planos, la maqueta y el diseño de todas las instalaciones del proyecto desde mi despacho.

—Con tu aprobación y el permiso del gobierno, en un mes podremos iniciar con los cimientos y a mediados del año próximo ya podrías organizar la inauguración —habla el hermano arquitecto mientras que el otro hermano, que es diseñador de interiores y organizador de eventos, me da un dossier con ideas de decoración.

Observo y leo todas las ideas que me proponen, descartando y eligiendo las que más me gustan y cuadran con mi idea. Sin embargo, la tarea se ve interrumpida por una llamada entrante en mi móvil.

Dante.

—¿Qué quieres? Estoy reunida —respondo cortante.

—Cancela la reunión. Hemos sido convocados por el Vaticano de forma urgente. Estoy en la puerta de tu edifico, más te vale bajar en cinco minutos, no tengo todo el día —espeta y cuelga.

Lo mato. Juro que un día lo mato por su prepotencia y arrogancia. A mí nadie me da órdenes, y menos él.

No le hago caso y vuelvo a lo que estaba haciendo, pero al cabo de un rato, lo veo salir de las puertas del ascensor, caminando en mi dirección. Alzo el mentón y lo desafío con la mirada mientras se va acercando a paso rápido. Frunce el ceño e inspira con fuerza cuando ve que estoy reunida sola con dos hombres, por lo que aprieta la mandíbula en señal de enfado.

Conozco tus gestos, poeta. Estás celoso y resentido. Irrumpe en mi despacho con brusquedad. Alzo una ceja y me cruzo de brazos, esperando a que hable.

—Caballeros, lamento interrumpir, pero necesito robaros a la señorita —utiliza un tono tranquilo y sarcástico con el que oculta su impaciencia y su enfado por no cumplir su orden—. Es urgente —remarca mientras se desabrocha el botón de su americana.

Alzo una ceja y junto mis manos sobre el escritorio.

—Señor Amatos, con el debido respeto, esta es una reunión muy importante y, por tanto, no la puedo cancelar así, de la nada, sin una razón de peso.

Punto para mí. No le pienso dejar ganar a su orgullo.

—No, no os preocupéis —dice el otro hermano de pronto, mirándonos a los dos como si fuera un partido de tenis—. Lo que queda te lo podemos mandar por correo. Además, estamos en contacto por mensajes y te vamos avisando del progreso.

No, no, no. Se supone que tenía que ganar yo y que él no se saliera con la suya. Abro los ojos por la respuesta y lo miro como acto reflejo. Esta sonriendo con soberbia.

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora