PUÑALADA.
Pandora
No puedo seguir la conversación que estoy teniendo con las chicas en el despacho de Diana, porque tengo que salir corriendo a los baños, con la propia Diana tras de mí, para ambas acabar de rodillas frente al retrete, expulsando todo el contenido del desayuno.
Me agarro, con los brazos temblorosos, a las paredes que separan el cubículo, e intento levantarme, aún con la sensación de arcada rondando por mi cuerpo. Diana me mira con la misma angustia que seguro que refleja mi cara cuando me echo agua a la cara para tranquilizar a mi cuerpo.
Misma incertidumbre. Situaciones diferentes.
—Son tres minutos con que hay que esperar, ¿no? —dice Diana por las dos cuando volvemos a su despacho y nos sentamos en el sofá.
Ambas llevamos unos días con muchos vómitos y náuseas; y, ante la duda, Zia nos ha hecho una prueba de embarazo a ambas. Y no puedo parar de pensar y llenarme la cabeza de posibilidades e ilusiones.
¿Será que mi condición se haya curado y pueda volver a ser madre?
Esos tres minutos... Lo más angustiosos de mi vida. Incertidumbre, miedo, ilusión, expectativas, esperanza y anhelo. Los dioses saben cuánto deseo que ese trozo de plástico me dijera lo que he estado buscando por años.
Un bebé. Mío... y de Dante. Nuestro.
Una lágrima traicionera se escapa de mis ojos al visualizar esa imagen en mi cabeza, pese a no saber si él quiere tener descendencia.
La alarma de los tres minutos me sobresalta y hace que mi corazón vaya a mil por hora. Tiemblo, tanto, que Laura tiene que cogerme la mano. Nunca he estado tan nerviosa como ahora. Ni cuando tuve que hacer todas las atrocidades que hice en La Academia estuve nerviosa. No como ahora, cuando mi vida puede dar un vuelco.
—A la de tres, ¿vale? —me dice ella cuando cogemos las pruebas, boca abajo sin ver el resultado.
Asiento.
—Una. Dos. Tres —decimos al unísono y giramos para ver el resultado.
—Negativo —digo, con el alma rota.
—Positivo... —dice Diana en un hilo de voz y yo levanto la voz al procesar sus palabras.
Diana está embarazada. Diana va a ser madre... Y yo no.
Todas corremos a abrazarla y felicitarla, tragándome mi propio dolor sabiendo que, aunque yo no puedo compartir esa alegría, al menos podría estar en la vida de esa criatura que crece dentro de ella como la Tía Pandora.
Me arrodillo hasta que su vientre queda a mi altura, y lo beso sobre la ropa. Otra lágrima se pierde en mi rostro cuando mis manos se posan en el mismo lugar que mis labios han dejado su marca. Los brazos de Diana tiran de mí y me abrazan con fuerza... Un abrazo de madre.
—No pasa nada, Pandora. Llegará el momento en que tú también puedas celebrar una vida —me muerdo el labio, evitando romperme y derramar más lágrimas.
En el fondo mi cuerpo sabía el resultado y me la quería jugar ilusionándome. Otra vez. Una vez Gabriella me dijo que una mujer sabe cuando está embarazada, porque siente a su hijo. Yo no sentía eso, aunque los síntomas dieran la falsa ilusión.
—Tengo que solucionar unos asuntos que requieren mi atención —me excuso con un argumento demasiado vago—. Felicidades, Diana —lanzo un beso de despedida al aire y salgo lo más rápido que puedo del hospital hacia mi coche, y es dentro de este, cuando rompo en llanto.
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PANDORA © (Sombras #1)
RomanceDUOLOGÍA SOMBRAS - Libro I (Completo) Pandora es un arma de doble filo, es la elegancia y seducción personificada, pero también es la maldad y perversidad encarnada. Empresaria de éxito por el día, y una de las mejores agentes de inteligencia milita...