CAPÍTULO 20

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ALIADOS.

Pandora

—La siguiente pieza de la subasta es "Segmento azul" de Vasili Kandinsky —anuncia el subastador—. El precio inicial son cien mil euros.

Alzo mi número asignado, iniciando la puja por ese cuadro. Acto seguido y viendo mi interés en ese cuadro, otros asistentes se unen a la puja.

—La oferta límite es un millón, ni un euro más. ¿Capici, Pandora? —advierte en voz baja mi representante en el asiento contiguo.

—Me lo llevaré por menos —aseguro.

Alzo otra vez el número, subiendo la puja a doscientos mil euros, ganándome muchas miradas de odio entre los presentes.

Fiore, estamos en una misión, no jugando a ser compradores de arte —recalca Dante por el comunicador que oculto con mi móvil simulando una llamada.

—Puedo hacer varias cosas a la vez, Amatos —miro hacia su posición como miembro de seguridad—. Llevo tras ese cuadro años y, si se me presenta la oportunidad de adquirirlo, no voy a perder la oportunidad.

Lo escucho emitir una risa nasal.

Bonito número de puja —cambia de tema.

Miro el número, «69».

—Sí, ¿verdad? —me relamo los labios cuando posa su mirada en mí—. Mira el móvil —ordeno.

Tecleo rápido para no perder la atención a la subasta y al entorno por si aparecen nuestros objetivos.

Cuando quieras podemos jugar con ese número.

Segundos después su respuesta llega:

No juegues con algo que sabes que no puedes terminar.

No me tientes.

—¿Quién ofrece cien mil más? —tanteo la situación. Solo una persona alza su mano para pujar y aprovecho el momento.

—Trescientos cincuenta mil —elevo mi voz. Mi representante me mira con los ojos bien abiertos—. Confía en mí. Iban a seguir elevando la cifra muy lentamente y tengo prisa.

—¿Nadie más? A la de una... —tienta a los asistentes—. A la de dos... —nadie se anima y yo ya sonrío victoriosa—. Adjudicado a la señorita de cabello dorado.

—Más barato de lo que pensaba —recibe todos los papeles necesarios para los trámites de compra y traslado—. Cada día me sorprendes más. ¿Lo mando a tu galería? —asiento.

Ahora sí me puedo centrar en a misión.

Estudio todo el lugar en busca de posibles cosas fuera de lo común. Diviso varios del clan Abascondi camuflados entre el personal de seguridad, ayudantes y participantes, pero ni rastro de sus líderes.

—Cinco como miembros de seguridad en el extremo sur, otro es ayudante de subasta, y varios están camuflados como asistentes —informo.

Miro a Remo y a Dante que mueven la cabeza como señal de asentimiento y aseguran el agarre a la funda de la pistola. Dana y Brina como ayudantes hacen lo mismo mientras colocan la siguiente pieza a subastar.

Objetivos entrando en la sala —avisa uno de ellos.

Saco la polvera del bolso y miro a través del espejo a la pareja que irrumpe en la sala. Mierda, que vengan ambos significa problemas.

Llevamos investigando al Clan Abascondi toda la semana después de la gala. Al final sí resultó ser un ataque organizado, en el que pretendían robar algunas de las obras expuestas y secuestrar a ciertos invitados por cuestiones de venganza y temas que no me incumben. Su líder es un matrimonio, la familia Abascondi, donde el marido se encarga del robo y tráfico de arte y su mujer a una nueva actividad dentro del clan, la venta de personas para el tráfico de órganos.

PANDORA © (Sombras #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora