Capítulo 38

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Park Jeong-sook y Kim Sang-cheol se sorprendieron al ver a Mattias ingresando a la sala de estar, siendo guiado por su hijo, sus expresiones denotaron pena por el joven chef, cuya mirada delataba la incomodidad que sentía.

Creo que no fue buena idea. Pensó Jeong-sook, considerando que su visita fue inoportuna.

—Oh, Mattias—se acercó, dándole un fuerte abrazo maternal, intentando cortar esa incomodidad—, cuánto debiste haber sufrido por culpa de ese desalmado.

—Siempre es bueno tenerla en casa, señora Park, lástima que...no pueda verla.

—Ven.

Lo tomó de la mano, ambos prosiguiendo a sentarse en el sofá, su esposo y Jin-hyuk se les unieron. Sang-cheol no sabía qué decir, un "lo siento" no es suficiente consuelo, su yerno estaba pasando por un mal momento que necesita más que sólo una simple palabra de pena.

—¿Tus padres se enteraron? No me quiero imaginar la reacción de Hilda—dijo Jeong-sook preocupada—, estoy segura que le daría un paro cardíaco, ni hablar de Arvid, por Dios...dime una cosa, ¿cómo te sientes?

—Más o menos, Jin-hyuk me contó que la solución es el trasplante de córneas, podría funcionar o no, sólo lo sabremos cuando se lleve a cabo, la verdad es que no me convencía ese procedimiento, pero Jin me ha reconfortado, así que...tengo fé en que voy a estar bien o al menos intento creer eso.

—Como tu suegra, voy a estar al pendiente de ti. Hijo, necesito que me cuentes cómo van las cosas, tengo que estar informada en cuanto a lo que concierne a mi yerno, ¿qué piensas hacer mientras esperan el trasplante?

—Contratar un enfermero o enfermera para que me ayude a cuidarlo y esté con Mattias en caso de que necesite ir a atender asuntos de la empresa. También estoy pensando en contratar guardaespaldas.

—¿Guardaespaldas?—Sang-cheol frunció el ceño.

—Sí, papá. No voy a correr más riesgos, Mattias necesita protección, no sabemos quién lo atacó, tampoco sus motivaciones para hacerlo, así que lo mejor es incrementar la seguridad, hasta que la policía capture a ese desgraciado, no pienso permitir que mi novio siga en peligro.

—Es una decisión razonable—asintió Jeong-sook—, estoy de acuerdo, hasta que no sepamos quién estuvo detrás de esto, Mattias debe estar protegido.

—La idea de que ese sujeto todavía esté libre, caminando por ahí me hace no querer salir de aquí—dijo Mattias—, ¿qué tal si intenta algo peor que dejarme ciego y desfigurado?

—No imagines esas cosas, Matti. La policía lo capturará y estará tras las rejas, cuando pase no volverá a hacerte daño.

—Pero aún no pasa, lo que significa que no es seguro para mi salir sin compañía. Además ¿y si le sentencian a pocos años de prisión? Podría estar en libertad por supuesto buen comportamiento e intentar tomar represalias contra mi.

—De ninguna manera—dijo Jeong-sook—, Eun-hee es jueza, moveré cielo y tierra para que se encargue de tu caso, ella hará justicia, ese infeliz se pudrirá en la cárcel, si alguien se mete con esta familia tendrá que pagar muy caro su osadía que sus descendientes tendrán que vivir con ese peso para siempre.

—Ese delincuente no puede quedar libre, Mattias—aseguró Sang-cheol—, sería inaudito, tiene que haber justicia para ti, no podemos permitir que haya impunidad, si es necesario también usaré todas mis influencias para lograr que el malnacido reciba su castigo.

Mattias sonrió, casi soltando una risa, la afirmación de la señora Park le causó cierta gracia, aunque ella parecía hablar muy en serio. Jin-hyuk también sonrió al ver que el buen humor del escandinavo estaba resurgiendo.

Chef de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora