El viaje fue maravilloso, tomaron cientos de fotografías y videos, enviándoles a sus familiares y amigos, subiendo también a sus respectivas redes sociales, lo pasaron genial toda la semana, pero lamentablemente, justo el domingo, que debían volver a Busan al mediodía, Jin-hyuk recibió un mensaje de su secretario, avisándole sobre una conferencia a la que asistirán la mayoría de CEOs, el día lunes a las ocho de la mañana.
Mattias le dijo que cuando regresara de esa conferencia, le cocinaría algo delicioso, eso ayudó a levantar el ánimo de Jin-hyuk, quería seguir trabajando desde casa para así tener más tiempo de calidad con su novio extranjero, pero cuando el trabajo llama, no hay nada que se pueda hacer al respecto, pues son sus responsabilidades.
Ese lunes, Mattias se levantó temprano para cocinar el desayuno, sándwich de huevo al estilo coreano, es una comida habitual en puestos callejeros, pero el joven chef apostó a hacerlo con sus propias manos para saber la opinión del magnate, junto con un poco de arroz, té frío y kimchi, además de empacarle gimbap como almuerzo en caso de que tenga hambre después de la conferencia.
—¿Es para el señor Kim?—preguntó So-ri, una de las empleadas domésticas, viendo un recipiente de plástico con el gimbap en su interior.
—Sí—asintió Mattias—, por si la conferencia a la que tiene que ir se alarga o surge algo más en el trabajo, estoy seguro que le dará hambre así que...nada mejor que gimbap, pero creo que debo preparar algo más para su lonchera, ¿le gustará el hoppang?
—Parece que quiere engordar al señor Kim—comentó Se-bin, otra empleada, entre risas.
—Como dijo la princesa Tiana una vez, el corazón de un hombre se consigue, conquistando su estómago. De hecho, fue de esa misma forma que Jin-hyuk y yo nos conocimos.
—Awww, qué romántico—suspiró So-ri—, quisiera vivir un romance igual que el suyo.
—Yo también—asintió Se-bin, pero su sonrisa se transformó en una expresión de tristeza—, pero ningún hombre se fijaría en alguien como nosotras.
—¿En alguien como ustedes?—Mattias frunció el ceño.
—Somos sirvientas, nadie querría salir con esa clase de mujeres.
—Y tampoco somos hermosas, no llamo la atención para nada, ¡voy a ser una solterona de por vida!
So-ri y Se-bin vienen del mismo pueblo. Mangeup, ubicado en la provincia de Hamgyong del Sur, en el antiguo territorio de la República Popular Democrática de Corea, mejor conocida como Corea del Norte. Sus familias decidieron enviarlas al sur de la península con unos familiares, para que buscaran un mejor futuro.
Trabajan medio tiempo en la residencia de Jin-hyuk, terminada la jornada asisten a la Universidad Nacional de Busan, siendo estudiantes de la facultad de ciencias sociales. No ha sido fácil vivir lejos de sus hogares, pero Jin-hyuk ha sido un verdadero hermano mayor, procurando ayudarles en lo que sea que necesiten.
—Chicas—Mattias sonrió—, no sean pesimistas. Antes, yo nunca imaginé que algún día mi novio fuera a ser un hombre como Jin-hyuk, al principio dudé mucho sobre tener una relación con él, viene de una familia rica, dirige una enorme empresa y yo vengo de una familia sueca de clase media y trabajaba como chef. Si hay algo de lo que estoy totalmente seguro es que el amor aparece en el lugar y momento menos esperado, no pierdan nunca la esperanza de encontrar el otro extremo del hilo rojo.
—Muchas gracias por sus palabras, señor Holmberg—dijo So-ri, haciendo una reverencia con Se-bin.
—Es usted una muy buena persona—dijo Se-bin.
—Por favor, sólo llámenme Mattias, ya serán casi tres meses desde que vivo aquí, pueden dirigirse a mí de manera informal así me siento cómodo.
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Chef de mi corazón
RomanceMattias es un chico sueco de veintiún años que llegó a Busan, Corea a trabajar en uno de los mejores restaurantes para ganar más dinero y cumplir su más anhelado sueño. Jin-hyuk es CEO del Grupo Holnyu, decide acudir al lugar donde el extranjero pr...