—Dile que estoy demasiado mal con la resaca—pidió, escogiendo la segunda opción que planteó en su mente.
—¿Qué tal si le digo que estás completamente sano y que puede pasar a tomar un poco de té?
—Hero—reprochó en voz baja, para que Jin-hyuk no supiera que estaba en casa.
—Es un chiste—dijo, para su gran alivio—, tranquilo. Claro que te ayudaré, ve a tu cuarto y no salgas.
Mattias dijo gracias entre dientes, obedeciendo la instrucción, colocó el pestillo, puso su oído sobre la puerta por si escuchaba a su amigo y al magnate. En caso de que saliera mal usaría el closet como escondite o debajo de la cama.
Hero abrió la puerta, sonriendo con amabilidad.
—Señor Kim, ¿qué lo trae por acá?
—¿Puedo ver a Mattias? Quiero saber como está.
Jin-hyuk esperaba ser invitado a entrar, algo que no ocurriría por pedido del chef sueco, quien quería evitarlo bajo cualquier método.
—Oh, no se encuentra muy bien...la resaca lo afectó mucho y no se ha levantado en todo el día.
—¿Se pondrá bien?—preguntó preocupado.
—Sí, no hay nada que una aspirina arregle, le diré que usted vino—aseguró.
Asintió, sospechaba que tal vez era un pretexto para no verlo, como en el Dong-yang, pero estaba dispuesto a intentar romper esa barrera que comenzaba a construir.
—Dígale que vendré más tarde, a las cuatro de la tarde—de su pantalón sacó un pequeño papel, el cual tenía escrito su número telefónico—, y que fue un placer conocer sus labios, además de su increíble habilidad culinaria.
Se retiró con una sonrisa de oreja a oreja, dejando perplejo al compañero del escandinavo. Como si supiera sus planes de antemano, ¿acaso era un agente del Servicio Nacional de Inteligencia, con una doble vida?
Cerró la puerta, Mattias salió de su alcoba al ver que todo estaba aparentemente despejado.
—¿Qué pasó? ¿Ya se fue?
—Sí, y prepárate, tendrás una cita con él a las cuatro—le entregó el número del empresario.
—¿Qué? ¿No le dijiste que estaba mal con la resaca?
—Ese hombre no es estúpido, Matt. No me creyó, ¿por qué crees que me dio su número?
—Santo Dios—murmuró sentándose en el sofá—, ¿cómo lo hace? ¿Cómo supo que mentiste?
—No lo sé, pero estoy sospechando de que tiene una doble vida, además de los negocios podría ser un agente encubierto y por eso sabe muy bien cuando alguien miente. Es escalofriante.
—No lo había pensado antes—chasqueó los dedos, estando de acuerdo con la nueva teoría—, ¿ahora qué se supone que haga?
—Ponerte bonito para él.
—Eso no ayuda, Hero—lo miró molesto ante su respuesta.
—¿Qué? No puedes hacer nada más, conseguir un vuelo a Estocolmo en menos de un día es poco posible, a menos que tengas un jet privado, lo que no tienes pero tal vez Kim sí. Tal vez tenga hasta un aeropuerto con su nombre.
—Como sea, no eres de ayuda.
—Oye, lo intenté, deberías agradecerme.
Regresó a su habitación, encendió la computadora, contactando a Frank por Skype, casi se trataba de una situación de vida o muerte. Afortunadamente, atendió al desesperado llamado.
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Chef de mi corazón
RomanceMattias es un chico sueco de veintiún años que llegó a Busan, Corea a trabajar en uno de los mejores restaurantes para ganar más dinero y cumplir su más anhelado sueño. Jin-hyuk es CEO del Grupo Holnyu, decide acudir al lugar donde el extranjero pr...