Jin-hyuk conducía por las atestadas calles de la ciudad, tanto él como Mattias sonreían por el beso que tuvieron, fue un momento tan apasionado que con gusto repetirían en otra ocasión, pero por ahora, las cosas marcharan despacio, todo a su tiempo para que el amor fluya sin problemas.
Deslizó lentamente su mano hasta posarla sobre la del europeo, quien la dejó quieta, y luego, estas se entrelazaron casi que automáticamente, el sonrojo volvió a invadir la cara de Mattias. Claro, era la primera vez que alguien tenía un tacto con él tan...ni siquiera él podía describirlo, no hacían falta palabras, no eran necesarias.
Es extraño, juraba que no me iba a enamorar, y aquí estoy, en un auto con un hombre rico de treinta años que renunciaría a todo por mi. Puede sonar cliché pero...yo lo amo también, no me importa que sea mayor o que estuvo a punto de casarse con una mujer o que seamos de distintas clases sociales. El destino nos unió por una razón.
Llegaron al edificio de apartamentos, bajaron del vehículo y subieron las escaleras hacia la residencia 306. Todavía sus manos seguían juntas, no querían separarlas aunque sabían que debían hacerlo.
—Fue la mejor cita que pude tener, un tanto inesperada pero la pasé genial—dijo el rubio sonriendo.
—Me alegra que te hayas divertido a pesar de las travesuras de mis sobrinos.
—Bueno, de no haber sido por ellos no hubiéramos bailado "Un mundo ideal" ni besado, hay que ser honestos, son pequeños casamenteros—Mattias rió, recordando cuando ellos aplaudieron en el momento que Jin-hyuk lo besó, incómodo y gracioso a la vez.
Sacó las llaves para ingresar a la vivienda, pero antes de hacerlo volteó a ver al magnate.
—¿Cuando será la próxima cita? Espero que no incluyas a los gemelos, por favor. Son tiernos y están a favor de nuestro amor pero cuanta más privacidad mejor para nosotros.
—Si quieres mañana, le di mi número a tu amigo, agrégalo y te avisaré cuando todo esté listo. Me gusta planificar las cosas para que salgan bien, y cuando sucede algo inesperado, improviso. Como en nuestra cita.
—Entonces, eres un excelente improvisador—se acercó de nuevo hacia el asiático, dándole un corto beso como despedida—, te quiero, buenas noches.
—Descansa, y si no puedes dormir llamame, hablaremos hasta que puedas conciliar el sueño, no tengo ningún problema.
—En ese caso, espero que me visite el Señor Insomnio para que podamos hablar hasta que cierre los ojos, aunque...estaría luchando con tal de oír tu voz un poco más...
Se quedaron mirándose un largo rato, era como si en el interior, sus almas estuvieran negándose a despedirse, a pesar de que sabían que volverían a verse mañana.
Mattias abrió la puerta, al cerrarla cuando entró se recostó sobre esta. Sonriendo igual que las otras veces, un completo bobo enamorado, ese era uno de los miles de efectos que Jin-hyuk ejercía en él. Un sentimiento sublime el amar y ser amado intensamente.
—Mírate, parece que hubieras estado con un galán de telenovela—dijo Hero, quien estaba viendo un programa en la televisión de la sala.
—De hecho, así fue—admitió Mattias sin dejar la sonrisa—, fue la mejor primera cita de mi vida, un poco fuera de lo convencional pero es imposible quejarme.
—¿Te llevó a París o a alguna isla caribeña en su jet privado?
—No, primero comimos helado, caminamos un rato, luego fuimos a cuidar a sus sobrinos, cociné galletas con ellos, jugamos Twister, Mario Kart y vimos Aladdín, los niños nos tendieron una trampa para que nos besaramos en "Un mundo ideal".
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Chef de mi corazón
RomanceMattias es un chico sueco de veintiún años que llegó a Busan, Corea a trabajar en uno de los mejores restaurantes para ganar más dinero y cumplir su más anhelado sueño. Jin-hyuk es CEO del Grupo Holnyu, decide acudir al lugar donde el extranjero pr...