Capítulo 7

450 62 2
                                    

—Entonces, creí que estaba loco por creer que le gusto a un hombre como tú, ¿puedes creerlo? Yo, Mattias Holmberg, le gusto a Kim Jin-hyuk, ¡qué locura!—rió por cuarta ocasión antes de "desmayarse".

—Así que lo conociste en Dong-yang—dijo Tae-woong, haciendo un repaso de los acontecimientos recientes.

Jin-hyuk asintió.

—¡Duh! Obviamente sí, ahí es donde trabajo, lunes a viernes, de siete a diez de la mañana.

Dicho eso, el sueco se levantó, acercándose al empresario, pasó una mano por la camiseta azul celeste que vestía.

—Hace calor, ¿no crees? Déjame ayudarte...—desabrochó dos botones de esta, dejando al descubierto un poco el pecho del empresario.

—Oye, ¿te importaría controlar tus manos?—reprochó Tae-woong.

—¡¿Por qué nunca puedo divertirme?!—Mattias lloriqueó como un niño al que le quitaron su paleta de caramelo, acostándose nuevamente.

—Dios—suspiró, negando con la cabeza—, debe ser la primera vez que bebe hasta alucinar. Si es tu nueva pareja, asegurate de alejarlo del alcohol.

Jin-hyuk soltó una risita mientras miraba al rubio, parecía que se quedó dormido, oficialmente. No volvió a decir palabra alguna o a intentar una locura en los veinte minutos que duraron para llegar al edificio de apartamentos.

Cuando llegaron, bajaron del Porsche junto con Mattias, a quien por supuesto ayudaron a caminar hacia su residencia.

—¿Estamos en el hotel?—abrió ligeramente los ojos, el mareo todavía le impedía comportarse con normalidad y le hacía decir cosas fuera de lugar, igual que en el club.

—¿Podrá siquiera tomar las llaves y abrir la puerta? No lo creo, apenas sabe su nombre y dónde está—replicó Tae-woong—, revisa sus bolsillos, las llaves deben estar ahí.

Jin-hyuk asintió, buscando en el bolsillo derecho, encontrándolas. Abrió la puerta e ingresó a la vivienda.

—¿Dónde está tu cuarto?—preguntó.

Mattias, con las pocas fuerzas que le quedaban señaló con el dedo índice a la derecha, siguió la indicación, al encontrar la alcoba lo acostó suavemente, quitó un mechón de cabello rubio de su rostro, lucía como un ángel disfrutando de un sueño profundo.

Sonrió, se quedó contemplando la belleza natural que portaba por unos segundos hasta que se dio cuenta de que debía irse, su misión había terminado, por ahora. Salió del apartamento, su mente reproducía lo que sintió en el instante que sus labios tocaron los de Mattias, esperaba hacerlo más adelante pero el destino decidió lo contrario.

Ya en el lujoso auto, en camino a la mansión, Tae-woong preguntó:

—¿Hace cuánto están saliendo?

—No hemos empezado, es muy pronto—aclaró Jin-hyuk.

—En ese caso te besó muy pronto, no tenía idea de que te gustaran los hombres, ¿cuando planeabas decirlo?

—No lo sé, ¿si? Para ser honesto tampoco lo sabía hasta que...lo vi, en Dong-yang, fue ahí donde descubrí que Cupido o el destino me dio una segunda oportunidad para ser feliz. Cuando veo a Mattias mi corazón se acelera, muchisimo y siento el impulso de besarlo...

—¿Sentiste lo mismo cuando conociste a Sun-mi?

—No, para nada...

—Supongo que por eso Mattias es tan especial, provoca en ti miles de sensaciones, algo que, por lo que deduzco, Sun-mi no pudo hacer lo mismo, ahora entiendo porqué no se casaron, habrías sido muy infeliz.

Chef de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora