Capítulo 18

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Jin-hyuk le dio a Mattias un tour por la casa, ambos la recorrían tomados de la mano, el ojiazul apoyaba su cabeza sobre el brazo derecho de su jefe y nuevo novio, aún no asimilaba lo que acaba de ocurrir, recibió una sorpresa junto con una de las más hermosas declaraciones de amor que pudo escuchar en toda su vida, ¿qué más podría desear? Estaba tan feliz.

—No puedo creer que vaya a vivir y trabajar contigo, creo que debí empacar mis cosas antes si iba a saber que me traerías a tu casa.

—Puedes hacerlo después, te llevo a tu apartamento, empacas y volvemos.

—Está bien, pero antes terminemos el tour, tu casa es muy grande y bonita.

—No tan bonita, antes de que la construyeran había un hospital psiquiátrico abandonado hace muchos años, hasta que fue demolido en los años cincuenta, más o menos.

—¿Estás bromeando, verdad?—Mattias alzó una ceja incrédulo ante el pequeño relato de terror, el rubio no es una personas que crea en lo paranormal, pero aún así ciertas historias le causaban escalofríos, en especial las películas de terror, no todas desde luego pero también tiene sus dudas al respecto.

—Por supuesto, sólo quería asustarte—respondió Jin-hyuk, despeinando el cabello de Mattias entre risas.

—No creo en los fantasmas...bueno, nunca he visto uno excepto a Casper—dijo Mattias, haciendo reír al coreano y a sí mismo—, me gustan y odio al mismo tiempo las películas de terror, por un lado si estás con tu pareja puedes abrazarla para sentirte a salvo, pero luego el sueño desaparece por unos días o semanas, una vez Frank, mi mejor amigo me obligó a ver La Maldición cuando tenía siete, El Aro a los diez, Arrástrame al Infierno a los doce y Fenómeno Siniestro a los trece con su tío cada 31 de Octubre, durante esos años no pude dormir en una semana, cada vez que cerraba los ojos soñaba con la película que vi.

Aunque le daba algo de vergüenza contarlo, lo hizo para que Jin-hyuk conociera un poco más sobre él, no importa cuán embarazoso pueda ser, ya estaba confiando para contarle cualquier historia que recuerda de su vida.

—Me parece que hay una película de terror coreana muy buena, o eso he escuchado, se llama Gonjiam, es del año pasado pero Frank la vió y me la recomendó antes de mi viaje, sólo vi el trailer y debo decir que fue muy bien elaborada.

—Yo también la vi, cien por ciento recomendada y marca coreana—bromeó Jin-hyuk, resaltando un poco su orgullo nacional—, ¿estás queriendo decir que quieres verla conmigo?

—Acertaste, tal vez yo no sea el mega fan de las películas de terror pero...aunque no lo había reconocido antes, siempre he querido saber qué se siente cuando estás atemorizado y te aferras a tu pareja mientras ves un fantasma, demonio o un asesino psicópata apareciendo de la nada en la pantalla—Mattias enredó sus brazos alrededor de los hombros del asiático.

—En ese caso, la veremos mañana en la noche, no suena una mala idea, palomitas, refresco y tu abrazándome es la mejor idea del mundo—Jin-hyuk dejó un beso en la frente de su amado europeo, pasando una mano por los cabellos rubios.

Salieron hacia el jardín, había una gran variedad de flores, desde margaritas hasta tulipanes y rosas, Mattias se quedó boquiabierto, no imaginaba que a Jin-hyuk le gustaran las flores o que tuviera un jardín trasero tan grande que parecía casi que una cancha de fútbol, incluso tenía una pequeña fuente en el centro y dos bancas blancas.

—Wow, nunca vi un jardín de este tamaño, no sabía que te gustaban las flores—tocó suavemente una azucena—, es muy hermoso, el aroma de todas hace que el ambiente aquí sea muy fresco, ¿desde cuando lo tienes así?

Chef de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora