Como era de costumbre, Mattias Holmberg, un sueco de veintiún años que había llegado a Busan hace dos semanas para ampliar su experiencia en el campo culinario, se levantó muy temprano para dirigirse al Royal Dong-yang, un restaurante de cinco estrellas, el más popular de la ciudad y de Corea.
Tras ducharse, arreglarse y desayunar algo apresurado, sale del apartamento que compartía con Hero Dimitriou, proveniente de Grecia, se conocieron en una escuela de cocina de Estocolmo, cuando él era un estudiante de intercambio, reencontrándose en el mismo vuelo a la ciudad coreana un año después de la graduación.
—Soñé que preparaba espaguettis a la boloñesa para el Primer Ministro de Italia, pareció muy real—comentó Hero entre risas.
—Pasamos mucho tiempo en una cocina, desde hace un mes que todos mis sueños se tratan únicamente de comida, ya me acostumbré—Mattias se encogió de hombros. Eligió expatriarse para salir de su zona de confort, es un chico que desde muy pequeño fue independiente y dinámico, deseoso de cumplir todo lo que se propusiera.
Por lo tanto, esta era una gran oportunidad para empezar.
Cuando los dos cocineros ingresaron al establecimiento, caminaron directamente a la cocina para comenzar con el trabajo rutinario, saludaron a sus compañeros coreanos con una reverencia, acompañada de una cálida sonrisa. Apenas pasaron dos minutos desde su llegada, el movimiento dentro del lugar era bastante arduo.
Los camareros iban y venían, entregando las órdenes a sus respectivos clientes, quienes vestían elegante, mostrando la clase social a la que pertenecen, así que los platillos debían ir acorde a su imagen, el sabor debía ser casi que extraordinario, en pocas palabras, todo tenía que ser perfecto. No había lugar para ningún tipo de error.
En 2013, una de las cocineras, Yung-Hee cometió uno que le costó su puesto, los empleadores no iban a permitir que el restaurante perdiera su prestigio por una trabajadora "incompetente". Injusto, claro, pero nadie se atrevía a contradecir alguna orden. Era casi un régimen militar, o peor.
—¡Un gomguk a la mesa cinco!—exclamaba un camarero, entregando en papel el pedido.
—¡Dos kalguksu a la mesa veintiséis!—decía uno de los cocineros.
—¡Tres Bulgogi a la mesa dieciocho!—vociferó Si-Yeon, la chef ejecutiva, a pesar de ser un poco mandona es querida por todo el personal, con treinta años ha obtenido una espléndida reputación en el área culinaria. No hay nadie en Busan que no la conozca.
—¿Qué haremos después del trabajo?—preguntó Hero a Mattias, aunque ambos estaban enfocados en su tarea, todavía podían charlar un poco.
—No lo sé...¿qué tienes en mente? Espero que no sea ir a un bar, la última vez fue aburrido.
—Oh vamos...claro que no, te divertiste—aseguró el griego.
—¿Desde cuando es diversión ver a tu amigo besándose con su novia? Es desagradable—el sueco frunció el ceño—, sólo faltaba que tú y Yi-soo se quitaran la ropa para que....
—Está bien, está bien, no hace falta que digas eso. Lo admito, perdón por ignorarte. ¿Te parece si vamos al cine?
—Para eso tienes a Yi-soo.
—Entonces, ¿qué propones, señor amo de las fiestas?—espetó, agregando un toque de sarcasmo.
—Hablemos de eso luego, hay cosas que hacer.
—Bien—dijo Hero, poniendo los ojos blancos, a pesar de que la culinaria es su pasión, piensa que en el lugar de trabajo puede ser más ameno si te distraes sólo unos segundos en una conversación con tu compañero.
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Chef de mi corazón
RomanceMattias es un chico sueco de veintiún años que llegó a Busan, Corea a trabajar en uno de los mejores restaurantes para ganar más dinero y cumplir su más anhelado sueño. Jin-hyuk es CEO del Grupo Holnyu, decide acudir al lugar donde el extranjero pr...