—¡¿El Concurso Bernier?!—exclamaron Arvid, Hilda e Ingrid al mismo tiempo al escuchar la gran novedad.
Mattias y Jin-hyuk decidieron contactarlos a través de Skype para contarles las buenas nuevas.
—Sabía que días dorados vendrían tarde o temprano para nuestra familia, este es uno de ellos, ¿ves, mi amor? Te dije que tendríamos hijos exitosos, no te equivocaste al casarte conmigo—comentó el Señor Holmberg a su esposa.
—Huh, si no me hubiera casado contigo habría elegido al guapo español del intercambio que me pretendió cuando estaba en la universidad , tenía buenos biceps...
—Oye—alegó Arvid, sintiéndose ofendido por el recuerdo de la juventud de Hilda.
—Estoy bromeando, cariño—la mujer se acercó, poniendo las manos en las mejillas de su cónyuge—, no te cambiaría por nada ni por nadie.
—¿Lo dices en serio?
—Por supuesto, mi terroncito—Hilda se inclinó, dejando un beso en los labios de Arvid, quien sonrió como si fuera un chico de quince años que acababa de recibir su primer beso.
—Este es el momento más incómodo de mi adolescencia—dijo Ingrid con una expresión que reflejaba su desagrado ante el pequeño momento romántico de los adultos.
—Dilo de nuevo y estás castigada—advirtió la señora Holmberg—, cómo sea, no nos desviemos del tema, ¿así que entraste al concurso de cocina más prestigioso a nivel internacional? Esa es la mejor noticia que esta familia pudo escuchar, hay que celebrar.
—Pero mamá, Mattias aún no gana—Ingrid frunció el ceño confundida por la idea de la mujer.
—Precisamente, hija, hay que celebrar para brindarle la mejor energía cuando vaya a competir y haremos exactamente lo mismo para ti, irás a la competencia nacional de natación en un par de meses, necesitarás mucha buena suerte—en un momento, simuló un sollozo—, no puedo creerlo, tengo dos hijos que van a estar en la cima pronto, estoy tan orgullosa.
—Mamá, competiré en tres meses, creo que no hace falta...
—Puedes invitar a tus amigas y a...¿cómo se llamaba, Jakob?
—Mamá—alegó la chica con un ligero sonrojo en las mejillas.
—¿Quién es Jakob, Ingrid?—Mattias entrecerró los ojos a modo de sospecha hacia su hermana menor.
—Nadie—Ingrid agitó las manos, negando lo que Mattias estuviera pensando—, es sólo un amigo, es capitán del equipo de natación de su escuela, lo conocí cuando el mío y el suyo tuvieron una carrera amistosa, es todo.
—Si es sólo un amigo, entonces, ¿por qué pediste permiso para salir un sábado a las siete de la noche?—inquirió Hilda.
—Porque...
—Si es sólo un amigo, ¿por qué se besaron antes de que entraras a la casa?—fue el turno de Arvid en preguntar.
—¡¿Estaban espiando?!—Ingrid se sonrojó aún más, sabía que sus padres estaban locos pero no imaginó que pudieran actuar como si pertenecieran a algún servicio de inteligencia.
—¿Puedes culparnos? No nos dijiste nada sobre ese muchacho y actuabas muy extraño, siempre sonriendo y mirando a la nada, clásico comportamiento de los bobos enamorados—afirmó la señora Holmberg.
—Más te vale que me cuentes todo sobre ese tal Jakob, de lo contrario iré a casa y lo veré por mi cuenta—advirtió Mattias, por supuesto, le pediría a Jin-hyuk que comprara los boletos a Suecia y así evaluar al que está conquistando el corazón de su pequeña hermana, no quiere que ella salga lastimada por culpa de algún idiota, nunca lo permitiría.
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Chef de mi corazón
RomansaMattias es un chico sueco de veintiún años que llegó a Busan, Corea a trabajar en uno de los mejores restaurantes para ganar más dinero y cumplir su más anhelado sueño. Jin-hyuk es CEO del Grupo Holnyu, decide acudir al lugar donde el extranjero pr...