Mattias caminó hacia la habitación guiándose con el bastón blanco, afortunadamente logró ingresar, cerrando la puerta. Escuchó agua cayendo, provenían del baño, deduciendo que Jin-hyuk estaba ahí para intentar desestresarse después de esa acalorada conversación que tuvo con su padre.
Luego, el agua se detuvo, al cabo de unos diez segundos Jin-hyuk salió del baño, con una toalla envuelta en su cintura y secando su cabello con otra.
—¿Estás bien, Jin?
—Un poco mejor, amor. Me alegra que hayas logrado llegar al cuarto sin ayuda, vas avanzando.
Creo que ya sé cual es la fórmula perfecta para relajarte al cien por ciento. Pensó Mattias, mordiéndose el labio inferior, sintiendo como un extraño calor invadió su estómago, esparciéndose por todas partes.
—¿Sabes? La parte positiva de mi discapacidad es que los otros cuatro sentidos evolucionan para ayudar a la adaptación de mi entorno, como en los animales—Mattias dejó el bastón en la pared, caminando hacia Jin-hyuk—, gusto, olfato, oído...pero hay uno que me gustaría desarrollar al máximo.
Para sorpresa del coreano, Mattias logró ponerse frente a él sin ningún problema, cortando toda distancia.
—Y ese es el tacto—susurró el ojiazul, dirigiendo sus manos a la blanca toalla—, ¿qué tenemos aquí?
—¿Qué estás haciendo, Matti?—preguntó Jin-hyuk, frunciendo el ceño pero sonriendo.
En un rápido movimiento, Mattias le quitó la toalla, dejándola caer al suelo.
—Ups—acto seguido, dirigió las manos por todo el pecho musculoso de Jin-hyuk—, ¿me ayudarías a poner en práctica el sentido del tacto?
Jin-hyuk relamió sus labios, envolviendo la cintura de Mattias con un brazo, acercándolo hacia su cuerpo, dándole un beso salvaje y hambriento, su lengua invadió la boca de Mattias de tal forma que provocó que salieran de ella unos cuantos gemidos y jadeos, una de sus manos apretó el trasero del ojiazul, quien tenía las manos en la nuca de Jin-hyuk, buscando más ese contacto físico tan desenfrenado.
Luego, Jin-hyuk procedió a besar el cuello blanco de Mattias, dejando mordidas también en esa zona sensible, consciente de que quedaría con moretones, pero no le importó, actuaba como un animal buscando marcar a su pareja para que nadie se acercara.
Ese comportamiento dominante era lo que fascinaba a Mattias, por lo general, no le gustaba que otras personas fueran mandonas o intentaran imponer su voluntad, pero en ese momento deseaba que Jin-hyuk lo hiciera.
—Oh, sí—decía Mattias, cerrando los ojos, imaginando el cuerpo desnudo de Jin-hyuk sobre el suyo—, esa toalla era un verdadero estorbo.
—Y tu ropa también lo es—susurró Jin-hyuk con voz ronca en el oído de Mattias, incrementando su excitación y la temperatura en el cuarto.
Comenzó a quitar todas las prendas que escondían el cuerpo de Mattias, arrojándolas al suelo, tal como terminó su toalla, una vez que tenía a su novio completamente desnudo, mordió sus pezones, haciendo que los gemidos se volvieran más fuertes.
Mattias enredó las piernas en la cintura de Jin-hyuk, frotando su erección contra la de él y presionando sus pechos desnudos, insinuando que quería el miembro del coreano dentro, Jin-hyuk no tardó en captar esa señal.
Separó las piernas de Mattias, insertando su pene de golpe, el escandinavo soltó un gran gemido, a la vez que abrazaba a Jin-hyuk, aferrándose a su cuerpo que estaba caliente y sudoroso, no le importó, todo lo contrario, le pareció demasiado sexy, si no fuera por la ceguera, habría podido contemplar a Jin-hyuk, pero se conformó con la imagen que su cerebro intentaba recrear.
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Chef de mi corazón
RomanceMattias es un chico sueco de veintiún años que llegó a Busan, Corea a trabajar en uno de los mejores restaurantes para ganar más dinero y cumplir su más anhelado sueño. Jin-hyuk es CEO del Grupo Holnyu, decide acudir al lugar donde el extranjero pr...