Capítulo 24

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Había pasado un mes completo desde que Mattias Holmberg se mudó a la mansión de Kim Jin-hyuk para trabajar como su chef personal, sólo una excusa para estar más cerca uno del otro.

El CEO empezó a trabajar desde casa, ocasionalmente tenía que salir a unas cuantas reuniones, pero cuando regresaba , Mattias era lo único que ocupaba su agenda.

Cuando Jeong-sook se enteró de que estaban viviendo como pareja, no pudo estar más contenta, su esposo ya comenzaba a cambiar su pensamiento en lo referente a la sexualidad de Jin-hyuk y sus planes a futuro con Mattias, comprendió que la felicidad de su hijo era lo más importante, si él era feliz, entonces debía aceptarlo.

Como lo prometió, la familia Holmberg estuvo de visita en Corea, en lo que duró su estancia todo fue risas y diversión, Hilda y Arvid quedaron fascinados con Busan y Seúl, además de formar una amistad con sus consuegros, Jeong-sook y Sang-cheol. Ingrid también se hizo amiga de la familia de su cuñado, sobre todo con Eun-hee, ambas descubrieron que tenían mucho en común, específicamente en molestar y aconsejar a sus hermanos.

La adolescente cumplió con lo que había dicho, trajo de regalo una caja con condones y lubricantes, entregandola en secreto a Jin-hyuk, quien además de estar avergonzado, le agradeció el bizarro detalle.

Cuando los Holmberg debían volver a Suecia, se entristecieron un poco, pero Mattias les dijo que él y Jin-hyuk irían para verlos, a lo cual se alegraron instantáneamente.

—Eso sí, por favor, no hagan tanto ruido cuando follen, necesito dormir para tener la energía suficiente y ser una futura deportista olímpica—dijo Ingrid en ese momento.

—¿Te crees muy graciosa?—preguntó Mattias con recelo, frunciendo el ceño y entrecerrando los ojos en señal de molestia.

—No me creo, lo soy, oppa, admitelo, me quieres tal y como soy.

Después, fueron a llevarlos al aeropuerto, donde terminaron de despedirse. Jin-hyuk le dijo a Mattias que ya comenzaba a extrañarlos una vez que volvieron a casa, se había acostumbrado demasiado pronto a las buenas vibras que dejó su familia.

—Debemos considerar ir a Suecia.

—Lo haremos cuando quieras, por mi no hay ningún problema, a pesar de que tendré que soportar el no-divertido sentido del humor de Ingrid.

—Mi cuñada es increíble—afirmó el coreano con una sonrisa.

—Increíblemente loca.

Ambos rieron a carcajadas, lo cierto es que Ingrid Holmberg es una chica llena de ocurrencias graciosas, un poco pretenciosa, le gusta las bromas pesadas, pero una increible persona con la que se puede contar.

Retomando, Jin-hyuk se encontraba haciendo ejercicio mientras que Mattias cortaba unos vegetales que iba a usar para el almuerzo. Para el sueco, Jin-hyuk se veía realmente sexy con su cabello empapado por el sudor.

¿Es normal desear que se quite la camiseta y ver el sudor en su pecho? ¡Omo! ¿Qué estoy diciendo? Eso debió sonar muy pervertido...relájate Mattias, llevas un mes viviendo con él, es normal esos pensamientos cuando estás en pareja, vamos...¿quién no los tendría al estar en una casa sin padres y sólo con la persona que amas?

—¿Amor?

El coreano le sacó de su propia mente al tocar su hombro, sonrió, volteando a verlo.

—Quiero intentar algo contigo.

—¿Qué es?

—Ven, sólo serán unos minutos—lo tomó de la mano, dirigiéndose a la sala donde estaba ejercitándose—, acuéstate en el suelo.

Chef de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora