Capítulo 3

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El sueco salió del apartamento al finalizar su maratón, vestía ropa deportiva, pues iba a trotar en un parque que estaba cerca, con Hero ocupado en la casa de su novia no había mucho que hacer, no tenía otros amigos aparte de él, gracias a su timidez, aún así hablaba un poco con los compañeros coreanos pero la interacción es mínima.

Se colocó los audífonos, reproduciendo "Cake by the Ocean", comenzó el ejercicio, habían unas cuantas personas haciendo lo mismo, algunas dando un simple paseo por el sitio, después de todo el clima estaba fresco, ideal para disfrutar al aire libre.

Mientras trotaba, por su mente pasaba el momento en que conoció a Kim Jin-hyuk, por un lado se sintió intimidado ante su presencia, pues lucía imponente, como si fuera un Don Juan de una telenovela hispana, pero por otro lado, el aura que transmitía lo atraía de una forma que no podía explicarse, muy extraño para Mattias, era una sensación nueva.

Negó con la cabeza. Es una persona amable, no como otros ricos que creen tener el derecho de tratar mal a las otras personas que no son de su misma clase social. Pensó.

El hecho de que Jin-hyuk se comportara como lo hizo en el restaurante solo significaba una cosa: es un hombre que trata a los demás por igual, valora los esfuerzos de las personas trabajadoras y por eso le felicitó. Nada fuera de este mundo.

Continuó la actividad por veinte minutos hasta que se cansó, aparte de cocinar esa otra manera de despejarse de otras cosas.

El empresario estaba en su auto, no muy lejos del parque en el que Mattias hacía ejercicio, aquella reunión fue aburrida, sin contar la inesperada visita de empresarios provenientes de China, que querían hablar sobre una alianza que beneficiaría su compañía en grandes proporciones, por lo que tardó en liberarse.

Una vez que divisó al joven chef, empapado de sudor y respirando agitado, le pidió a uno de sus asistentes que consiguiera agua en la tienda más cercana, si quería enamorarlo lo haría poco a poco, estaba determinado a cumplir su misión.

Salió del vehículo, dirigiéndose hacia Mattias, sonriendo igual que cuando se conocieron, por dentro los nervios le estaban carcomiendo, pues temía ser rechazado al aparecer de repente, sin embargo trataría de parecer simpático, que pudiera confiar un poco en él a pesar del corto tiempo.

—Creo que necesitas hidratarte—le extendió la botella.

Mattias estaba de espaldas al escuchar esa voz familiar, se dio la vuelta, sorprendiendose al instante de descubrir que era Jin-hyuk.

—Señor Kim, no esperaba encontrarlo por aquí—sonrió tímido, tomando la botella—, quiero decir, gracias por el agua, olvidé la mía en el apartamento así que llegó en un buen momento.

Río mientras bebía, no es que el ver a Jin-hyuk fuera malo, todo lo contrario, Mattias ansiaba verlo de nuevo, pero no quería admitirlo abiertamente, es algo que se guarda para sí mismo.

—De nada, y no hace falta que me digas "Señor Kim", puedes llamarme Jin-hyuk, no estás en el trabajo—argumentó.

—Está bien—acordó Mattias cuando terminó de hidratarse—, otra vez, gracias por el agua, realmente la necesitaba.

¿En serio? ¿Es lo único que puedes decir? Sólo charla con él como lo harías con cualquier ser humano de este planeta. Se reprochó, pero no funcionó, la timidez lo controlaba, deseaba escapar, encerrarse en el apartamento y esconderse debajo de las sábanas.

Pésima estrategia, tenía que pensar en algo rápido, inventar alguna excusa, no cualquiera, una perfecta.

—Um...debo irme, tengo que tomar una ducha, estoy sudando igual que un pavo en Acción de Gracias, nos vemos—dio una pequeña reverencia antes de retirarse con ligera prisa, la cual notó Jin-hyuk, quien no pudo siquiera decir "adiós".

Chef de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora