La hora de la cita estaba muy cerca, Mattias había terminado de vestirse, sólo le faltaba peinarse, lo cual estaba haciendo frente al espejo de su baño, sus mechones rubios eran algo rebeldes, dificultando un poco la tarea, el cabello del sueco siempre había sido desordenado desde que era un niño, a la edad de siete años le creció tanto que cubrió un poco sus ojos.
La foto de esa época aún la conservan en el inmenso álbum de fotos.
—¿Qué dicen? ¿Cómo me veo?—preguntó, agarrando su celular, donde tenía una videollamada de Whatsapp con Ingrid y Frank, mostrando su atuendo, que consistía en una camisa manga larga color celeste, vaqueros negros y zapatillas del mismo color, un poco informal pero cómodo.
—Te ves muy bien, pero a Jin-hyuk no le importará cómo vistes, seguramente para él te ves hermoso con cualquier cosa—respondió el azabache.
—Y seguramente sin nada, también—dijo Ingrid de forma traviesa.
—Aún no hemos llegado allá, es muy pronto—aclaró Mattias, rodando los ojos ante las bromas de su hermana menor.
—Ajá, ¿y no es muy pronto para que hayan empezado a ser novios? ¿Ni para que vayas a trabajar a su casa? ¿O para que se hubieran besado más de una vez? A este paso dejarás de ser virgen mañana.
—Nuestra relación va rápido, lo admito, pero en cuanto a mi virginidad, quiero que cuando la pierda sea un momento que recuerde para siempre, que incluso si llego a sufrir de Alzheimer en la vejez, ese momento quede grabado con fuego en mi mente, porque fue con la persona que amo.
—Wow, de verdad no te reconozco, me encanta cuando te pones romántico, no creí que algún día lo fueras, aunque a veces seas demasiado cursi hasta el punto de que puedo sufrir de diabetes, pero no importa. Eres feliz con Jin-hyuk, eso es lo más importante y también me hace muy feliz—dijo la rubia adolescente sonriendo.
—Gracias, Ingrid—le agradeció Mattias de igual forma con una sonrisa.
—Por cierto, ¿cuando quieres que le diga a mamá, papá y a toda nuestra familia? Ellos tienen que saberlo ya, apuesto a que van a armar una fiesta con un banquete, también tienes que presentarnos a Jin-hyuk, muero por conocerlo, tal vez le diga unos cuantos consejos sobre ti.
—Diles mañana, hablaré con Jin-hyuk para que tengamos una videollamada contigo, mamá y papá, estoy seguro que no se negará.
—Yo avisaré a nuestros ex-compañeros de clase, les va a encantar, prepárate para responder a sus preguntas, sin contar las que harán todos los Holmberg—dijo Frank, dando un sorbo a su bebida, el cual era café frío, su favorito.
—Bueno, ya casi es hora de irme, Jin-hyuk llegará pronto, adiós Ingrid, adiós Frank.
—Pásala bien, hermanito. Te lo mereces.
—No te diviertas demasiado, aún eres joven para perder la inocencia y la pureza.
—No eres gracioso, Frankenstein.
—Lo intento, ricitos de oro, solo me preocupo por ti, pero como dice la película del Rey León, sin preocupaciones como hay que vivir, ve y toma la mano de tu guapo coreano y disfruta tu cita—chasqueó la lengua junto con los dedos, apuntando con el índice.
—Gracias, nos vemos.
Colgaron,justo cuando tocaron a la puerta, Mattias se dio otra pequeña mirada en el espejo para asegurarse de que nada estuviera fuera de lugar antes de salir, agarrando su abrigo, Hero se encontraba en la sala, viendo la televisión.
—Suerte, no llegues demasiado tarde.
—¿Tu también? Tengo veintiuno, no necesito esas palabras de padres preocupados por sus hijos adolescentes.
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Chef de mi corazón
RomanceMattias es un chico sueco de veintiún años que llegó a Busan, Corea a trabajar en uno de los mejores restaurantes para ganar más dinero y cumplir su más anhelado sueño. Jin-hyuk es CEO del Grupo Holnyu, decide acudir al lugar donde el extranjero pr...