Capítulo 48

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Hyon Se-bin y Min So-ri lograron infiltrarse en la mansión de Koo Sun-mi, ningún miembro del personal notó su presencia, creyendo que sólo eran empleadas domésticas que siempre habían estado ahí, mientras que afuera a pocos metros de la casa, una camioneta negra en cuyo interior se encontraban el resto del equipo.

Ingrid, Gook In-ju e Im Yu-na esperaban a que ellas salieran de ahí con información importante que acorrale a Koo Sun-mi contra la justicia, antes de entrar al territorio hostil, un amigo del secretario quien es experto en tecnología y trabaja en los medios de comunicación puso cámaras escondidas en la vestimenta de las señoritas Hyon y Min para lograr el objetivo propuesto.

Todos tenían los nervios de punta, en especial Ingrid y las dos mujeres.

—Seré honesta, estoy a punto de sufrir un infarto—confesó la nadadora—. Nunca hice algo cómo esto en mi vida, siento que estoy en una película, de esas en las que el público está ansioso porque el protagonista no sea capturado por el villano.

—No hay marcha atrás, eso dijiste—le recordó el secretario Gook.

—Lo sé, al principio quería hacerlo porque me creía una heroína súper poderosa, ahora sólo quiero estar en mi casa abrazando mi pato de peluche—Ingrid soltó una risita—, es ridículo, ¿verdad? Yo fui la de la idea en primer lugar y me estoy acobardando.

—No te sientas mal—afirmó Yu-na—, es normal tener miedo, todos estamos en una situación que no sabemos cómo terminará, pero recuerda por qué estás aquí y ahora.

—Claro que lo recuerdo, es por mi hermano que fue cegado por culpa de esa desgraciada pero de todos modos tengo mucho miedo de que en cualquier momento algo salga mal, que Koo Sun-mi se salga con la suya y que meta a mi familia en grandes problemas a tal punto que nos deporten a Suecia—Ingrid habló tan rápido producto de la ansiedad que casi no pudo ser entendida.

Sin embargo, Im Yu-na logró escuchar cada palabra, brindándole una sonrisa tranquilizadora.

—Entonces, aférrate a esa causa que te motivó a buscar hacer lo correcto, verás que el miedo desaparecerá—palmeó el hombro de la chica para luego abrazarla—, sé que no nos conocemos del todo, pero te veo como la hermana menor que siempre deseé.

Ingrid no se molestó por el lindo e inesperado gesto que tanto necesitaba para consolarse.

—Gracias, unnie—dijo sonriendo, correspondiendo el abrazo de Yu-na.

No es que no apreciara a Mattias, pero de vez en cuando deseaba tener una hermana mayor con quien pudiera hablar cosas de chicas, cómo acerca de la menstruación, amores platónicos, maquillaje, celebridades, etc. Compartió todas esas cosas con algunas chicas de su clase, pero no tenía una mejor amiga ni un grupo tampoco.

Para ella, destacar en natación siempre ha sido una prioridad de suma importancia más que entablar amistades, debido a eso pasaba los recreos sola, aunque nunca le molestó. Muchos la consideraban como una presumida, arrogante y pretenciosa por ser una de las mejores nadadoras del equipo escolar, incluso prefirió ignorar esas ofensas y en su lugar concentrarse en alcanzar el triunfo.

Sabía que esos comentarios eran producto de la envidia, tuvieron un efecto contradictorio, pues en vez de aplastar su autoestima, sólo hizo que Ingrid se volviera más confiada en sí misma. "Que hablen de mí todo lo que quieran, yo sé que lo hacen porque nunca van a ser cómo yo, en lugar de perseguir sus sueños eligen perder el tiempo tratando de destruir los míos", dijo en una ocasión.

En el interior de la propiedad de Koo Sun-mi, Se-bin y So-ri realizaban labores de limpieza, muy cerca de la habitación de la ex-prometida de Jin-hyuk, quien tenía la puerta entre abierta, se acercaron más cuando oyeron que sostenía una conversación con alguien.

Chef de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora