Capítulo 5

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Al día siguiente, Mattias y Hero se dirigieron al Dong-yang, era viernes por lo tanto querían llegar temprano para así mismo salir del trabajo. En el camino, Mattias le contó al griego su pequeño encuentro con Jin-hyuk en el parque después de hacer su ejercicio rutinario.

—¿De verdad?—preguntó Hero sorprendido.

—Te lo juro, por educación acepté pero es muy raro, primero la felicitación y ahora parece que le preocupa mi hidratación. ¿Crees que deba llamar a la policía para una orden de restricción?

—No exageres, quizás hay una razón detrás de esa extraña amabilidad...

—Déjame adivinar, ¿le gusto?

—Bueno, ahora que lo acabas de decir suena completamente lógico—Hero se encogió de hombros—, si es eso, ¿qué tiene de malo? Es un buen candidato para ti, es guapo, rico, amable, se preocupa por ti...no es bueno, es perfecto. ¿Cómo podrías negarte a un futuro con él?

—Somos muy diferentes, yo vine aquí para construir mi sueño, él es un empresario con muchas expectativas encima. Los hombres de su clase están con mujeres guapas, adineradas y que puedan garantizar herederos para sus negocios. No existe compatibilidad entre nosotros.

—Ya conoces el dicho, los polos opuestos se atraen—el griego golpeó su codo contra el brazo del escandinavo de forma juguetona.

Justo cuando estaban a unos metros del restaurante, el automóvil de Jin-hyuk se estacionó. Mattias al darse cuenta dejó de caminar, jaló del brazo de Hero, escondiéndose en la parte trasera.

—¿Qué sucede?—inquirió Hero al ver aquella acción desesperada.

—Es él, entremos por aquí.

—Te acosa a ti, no a mi, si quieres evitarlo hazlo, pero no cuentes conmigo—Hero salió del escondite, entrando al mismo tiempo que Jin-hyuk.

—Maldito traidor—masculló Mattias, ingresando por la puerta trasera del local.

Cuando volvió a encontrarse con su colega le dio un golpe en la nuca, en venganza por no apoyarlo en su plan de evitar a Kim.

—Claro, ahora lo entiendo, no soy Yi-soo, a ella sí la ayudarías porque la quieres más que a mi, ¡traidor!

—¿Estás celoso? Deberías sentirlo con alguien más, amigo—dijo alzando las cejas de forma pícara, refiriéndose a Jin-hyuk.

—Tonto, hablaremos de esto después, hay trabajo. Por cierto, si él pide fideos de nuevo, cocina tú.

—Espera, ¿por qué yo?—Hero cruzó de brazos, pues aunque sabe hacerlos también, no es su especialidad.

—Muy bien, basta de charlas, señores. A trabajar, muevan esas manos, quiero acción en esta cocina—dijo Si-Yeon, pasando cerca del sueco y el griego.

—¿Por qué tú? Es sencillo, ese hombre está aquí en modo acosador, pedirá lo mismo que ayer por alguna extraña razón dentro su retorcida mente. Así que te dejo esa misión, me lo debes después de cambiarme por Yi-soo, ¿te queda claro?

—Pero yo...

Fue interrumpido por el golpe que Mattias dio a la zanahoria, cortó esta lentamente, de tal manera que los escalofríos recorrieron a Hero de pies a cabeza. Algunos que observaron la escena sintieron lo mismo.

—¿Qué decías?—preguntó el rubio sonriendo con inocencia y con malicia en la mirada.

—Nada, nada...

—Eso pensé, eres un buen amigo—dijo rebanando el vegetal como si un asesino serial desquiciado estuviera descuartizando a su víctima, aumentando el miedo en su compañero de trabajo.

Chef de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora