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Ovidio

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Ovidio

Ya habían pasado unas cuantas horas en las que Serafín y Ivan andaban en el rancho, y por más que había intentado pegar un ojo, no podía para nada, en cambio Alfredo se había quedado bien dormido en otra sala de espera, Don Mayo y su familia estaban afuera y solo me quedaba esperar que pasaría con Ana.

Mi celular empezó a timbrar y lo saqué para después contestar.

—Hola ama.—Dije con la voz débil, no me sentía de lo mejor.

—¿Donde estas Ovidio?—Me pregunto enojada.—No tienes padre no llegaron a dormir y todavía te quedas no se donde.

—Ama créame que no es por andar de perros en la calle.—Suspire pesadamente.—Mi cabeza de cerillo está en el hospital y aquí estamos.

—¿Ana?—Preguntó.—¿Como está?

—Mal, ya le doné sangre pero no sabemos si la va a librar, fue un intento de suicido y la encontraron muchas horas después de qué pasó eso.

—¿Anastacia se intentó suicidar?—Preguntó sin poder creerlo.

—Si ama, por eso estamos aquí en el hospital, Iván y Serafín andan checando algo en su casa y Alfredo y yo estamos esperando que nos den razón de ella.—Solté un suspiro.

—Ahí mijo, vas a ver que todo va a estar bien, cuando menos te lo esperes ella ya estará ahí molestándote.

—Eso es lo que más quiero, pero no me puedo sacar esas imágenes, verla ahí, cuando su corazón se detuvo.—Dije y una lagrima corrió por mi mejilla.

—¿Pero está bien, no?—Me pregunto.

—Nos dijeron que ya iba progresando, pero no sabemos más, además Vicente se peleo con Don Mayo.—Dije y me recosté sobre el sillón.

—¿Tu papá sabe de todo?—Preguntó.—El también quiere mucho a Sofia.

—No, no e tenido cabeza para hablarle y decirle  que estamos aquí.—Dije y suspiro.—No e comido y no e podido dormir, no puedo.

—Hijo si quieres voy allá contigo, te oyes muy mal y se que Ana es tu mundo aunque se lleven de las greñas.—Dijo y soltó una pequeña risa.

—Lo se, desde ayer Serafín y yo nos empezamos a sentir mal, como si algo fuera a pasar y pues pasó.—Hice una mueca.—Por eso el se fue pa' su casa temprano y pues, por eso estamos aquí.

—¿Que quieren que les lleve de comer?—Preguntó.

—Pues unas enchiladas de las que le quedan bien sabrosas, mamá de Ovidio.—Dijo Alfredo levantándose y sacándome un susto.

—Me sacaste un pedote.—Dije viéndolo mal.

—Bueno eso les llevo, ¿En que hospital están?

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora