O22 - Maraton 4/?

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Anastacia S

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Anastacia S. Zambada Casa de Vicente Zambada

¡Seis putos meses sin saber de ti, Anastacia Sofia! ¡Seis!—Se oyó unos peculiares gritos, esa voz yo la conocía, salí corriendo de mi cuarto con Amado, y Jesús detrás de mi, y llegamos a el living donde está mi mejor amiga junto con sus maletas y viéndome con una mala cara.

—¡Alexia!—Grite y corrí abrazándola, pero ella tenía muy mala cara, juraba que me regañaría por todo el tiempo que estuviera aquí.

—Ora si mucho Alexia, culera ¿Quien es el? Se parece un chingo a tu apá no mames.—Hablo Ella cuando nos separamos, Amado camino hacia mi y me abrazo por los hombros.

—Es mi hermano, y Jesus que ya lo conoces.

—¿Y que chingados hacen los tres con mascarillas? Siempre supe que como a Jesús se le medio volteaba pero n...

—¡Alexia!—Jesús reprochó viéndola mal.

—Estábamos en una pijamada, ven con nosotros.—Me acerque a ella y asintió para nada convencida.

—¡Es que la ultima vez me dio alergia por andar haciendo tus experimentos!—Amado y Jesús abrieron los ojos sorprendidos.

—¡No mames Anastacia!

—Es broma.—Alexia se carcajeó, mientras caminábamos los cuatro hacia el segundo piso.

A como entramos Alexia se me quedó viendo mal y después a Amado, y también a Jesús, dejó sus cosas sobre el piso y sabía que me regañaría.

—¡¿Por que chingados estuve seis pinches meses sin saber de ti?! ¡¡No mames Anastacia!!

—Nomas se quizo matar, después la secuestraron y hacer dos meses le metieron dos balazos y ya lleva cuatro paros cardiacos en menos de seis meses, nadamas.—Jesús se sentó sobre mi cama y Amado encendió la consola, mientras yo asentí lentamente.

—¿¡Que quisiste hacer que pendeja!? ¿Como que te secuestraron? ¿Quien? ¿Cómo llevas cuatro paros cardiacos, estupida?—Me pregunto y negué lentamente mientras que me iba a el baño.

El temporizador sonó y me comencé a quitar la mascarilla, después entro Amado con Jesús y les ayudé un poco, mientras que Alexia estaba sentada con el ceño fruncido en la mini sala que había en mi habitación viéndonos a los tres  con mala cara.

—Mañana hablamos de eso ¿Si?—Le dije tratando de convencerla y me miró con una ceja alzada.

—Si. Pero prométeme que ya no me dejarás sin saber de ti, y jamás volverás a hacer eso, eres mi mejor amiga puñetona.—Me abrazo y vi como sus ojos se cristalizaron.—Ay pendeja pensé que te habías muerto o algo así.

—No mames, no, ósea si se me paro el corazón pero estoy aquí, y podemos seguir haciendo mensadas.—Hable y comencé a reír, al igual que ella.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora