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Anastacia S

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Anastacia S. Zambada — Medellín, Colombia

Mire mal a Ovidio mientras que el estaba totalmente desparramado sobre el sofá, se supone que deberíamos estar empacando por que en unos días volvemos a Sinaloa, pero el señorito anda de huevon y no quiere hacer nada.

—Pinche huevon.—Hable mientras que el levantaba las cejas y después las bajaba mientras que yo me reía.

Suspiro.—¡Ya! Mejor vente.—Me extendió los brazos.

Niego riéndome mientras que pongo mis manos sobre su pecho y me acuesto a su lado mientras que el se comienza a reír, a veces Ovidio parece un niño pequeño.

—¿Quien lo diría? Ovidio Guzmán siendo mandilón con su zanahoria.—Suelto una pequeña risa y más cuando el me usa como almohada y deja caer si ve esa sobre mi cuerpo.

Sin duda, jamás me espere esta faceta de él.

Siempre pensaba que Ovidio era de los que se hacían los fuertes, que no le importaba nada y que jamás se verían débiles. Pero fue todo lo contrario, es como un niño mimado que ahora no puede dormir si no estoy abrazándolo,  y que le molesta si me ven algunos hombres, por que el es demasiado celoso.

—Es que tu hacer todo eso dentro de mi.—Hablo el mientras que pasaba su mano por mi cabello.

Tantos años diciendo que nos odiábamos para terminar juntos, decir que no nos soportábamos, para después de años terminar siendo novios a escondidas y quedarnos juntos, siendo felices y encontrando las respuestas que le hacían falta a nuestras vidas.

Simplemente ya no me veo sin el, una vida sin el amor de mi vida, ya me acostumbre a estar juntos y creerme que amo todo esto.

Lo único que me pone un poco triste es que cuando volvamos no podremos estar juntos todo el día como lo hacemos aqui, y tener que estar escondidos por que se que Serafín y menos Vicente aceptarán la relación que mantengo con Ovidio.

—¿En quería tanto piensas?—Me pregunto el con una enorme sonrisa mientras que acariciaba su mejilla.

—Nada.—Subí y baje los hombros mientras que el me miraba concentrado.—¿Que pasa?

—Andas como rara ¿Todo bien?—Me preguntó y yo asentí.

—Creo que me efecto un poco darme cuenta de las mentiras que ahí en mi familia, pero estoy bien, aunque me acabo de enterar de que mi mamá y mi hermano están vivos y ahora trabajan para la DEA que anda detrás de el resto de la familia, pero a lo mejor nos pueden ayudar a sacar a tu papá de la cárcel.—Hable y el asintió mientras que me abrazaba y me dejaba debajo de su pecho.

—Todo debe de tener una explicación, mi amor, debemos darle tiempo y seguir investigando más sobre eso.—Asentí mientras que el me hacia cariños en la cabeza.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora