Anastacia S. Zambada • Rancho de los
ZambadaMire desde el balcón cómo bajaban las cosas necesitarías para el cumpleaños de mi hermano mayor, si, Serafín mañana cumplía años y aquí nos tenia a todos en un rancho para festejar y mañana irnos a Mazatlán, lo único mal es que pueda que el venga, no creo que Serafín lo halla invitado, pero igual es posible conociéndolo como lo conozco.
Me recargue sobre el sillón y tire mi cabeza hacia atrás mientras que gritaba frustrada al no poder envolver el pinche regalo que le había comprado.
—¿Bueno por que tantos gritos?—Vicente entró a mi habitación y me miró con una ceja alzada mientras yo negaba.
—Lo qué pasa es que ¡No puedo forrar bien esta pinche cosa!—Dije y arroje la cinta hacia el piso.
Mi hermano negó riéndose y hizo que mi enojo aumentara.
—¿De que te ríes Vicente? No da risa, no puedo envolver bien el regalo para Serafín.
Vicente se sentó a mi lado y dejé caer mi cabeza sobre su hombro, tomó la caja y la comenzó a mover, supongo que quería saber de que se trataba mi misterioso regalo. Por que si, todos eran bien chismosos y había decido mejor guardar el secreto de que le había comprado a mi hermano.
—¿Que la compraste? Dime.—Vicente hizo pucheros y negué con la cabeza mientras me reía.
—No te voy a decir, Vicente Jesús.—Dije y el me miró mal, mientras que yo negaba y sacaba las tijeras de mi estuche.
—¡Dime Anastacia Maria!
—¡No me digas Maria, Chente.—Me queje y lo mire mal, después me levante y me asomé por la ventana viendo cómo llegaban varias camionetas.—¿A quienes invitaron?
—A la familia, socios, amigos de Serafín, la familia de Iván y Alfredo y ya no se a quien mas.
Me asomé topándome con la cortina para según yo no verme, y vi como se bajo la señora Gris ¡Con Gris! Me emocione y comencé a dar saltitos por toda la habitación y Vicente me miró raro.
—Alexia se tuvo que devolver a Europa así que que te mande a traer a Gris.—Lo abracé y después le di un beso en la mejilla.
—¡Gracias! Te quiero, mucho, mucho, mucho.
—Yo más mi niña hermosa.—Me dijo y beso mi mejilla.
—Si me compras un elefante te digo que le compre a Serafín.—Hable y mi hermano se atraganto con su saliva.
—¿De donde sacaré un elefante Anastacia Sofia? ¡No chingues!—Me dijo y lo mire mal.
—Me lo compras o no ahí nada, o ya de jodidos un chango.—Elevó las cejas y solté una risita.
—Trató comadre.—Me extendió la mano y estrechamos estas.—¿Que le compraste?
—Le compre un cinto y ¿Recuerdas que hace mucho Serafín tenía unos lentes que amaba y que el pendejo perdió en el mar.—El solo asintió.—Y también le hice un álbum con fotos de los dos.
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Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA
Romance𝐎𝐅 | ¿Podemos fingir odio para evitar amor? Ellos eran dos adolescentes que se conocen y odian desde que eran tan solo unos niños, dos personas que se llevan cuatro años, que además son perfectamente para estar juntos ¿Pueden fingir para tratar de...