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Ovidio Guzmán — Medellín Colombia

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Ovidio Guzmán — Medellín Colombia

Me levante bien enojado y me fui a nuestro cuarto donde estaba Adriana, llegue bien emperrado con ganas de pelear, por su pinche culpa había perdido a el amor de mi vida, y ahora nada más me importaba.

Llegue y abrí la puerta de golpe y ella me miró asustada.

—¿¡Cuando planeabas decirme que no es mi hija!?—Hable enojado, solo le rogaba a dios que Anastacia no se levantara por que no la quería asustar.—¡Ya se te cayó todo el punche teatro, Adriana!

—No se de que hablas.—Habló ella queriéndome abrazar.—Mejor ven que te consiento mi amor.—Me intento abrazar por el cuello pero me quite.

—¡Hazte a la chingada Adriana!—La tome de el cuello por la fuerza, mi apá me había dicho que jamás golpeara a una mujer ni maltratarla, pero por si culpa perdí a mi zanahoria.—¡Dime la pinche verdad! ¿Cuantos meses tienes?

—Seis.—Habló ella, mientras la pegaba a la pared, haciendo que su espalda se arqueara.

—¿Cuantos meses tienes?—Hable golpeando la pared cerca de su cara.—Sabia que algo andaba mal, pero ¿Neta? Hacerme creer que iba a ser papá, no tienes madre.

—Siete y medio.—Ella habló y la solté.

La bebe que venía en camino, no era mi hija, por eso jamás tuve algún síntoma, eso explican por qué mi mamá siempre me decía que me cuidara, no era mi hija, puedo recuperar a mi zanahoria.

—¿Por que lo hiciste?—Elle se sentó sobre la cama y comenzó a llorar.—¿¡Por que chingados lo hiciste, Adriana!?

—Prométeme que no me harás nada a mi, ni a mi hija.—Sobo su vientre mientras que yo jalaba mi pelo frustrado.—Si n...

—No tengo el corazón para matarte y menos a una bebe que no tiene la culpa de la mamá que le tocó.—Hable furiouso, ella agachó la mirada y después golpe la pared a puño cerrado.

—Rubén..—Susurró ella.—El es el papá de mi bebé.

—¿¡Rubén Oseguera!?—Fuck, andamos valiendo madres.—No mames Adriana.

—Me prometió que si hacía esto, cuando mi hija naciera nos iríamos los dos juntos a vivir a Grecia, pero primero tenía que hacerte creer que estaba embarazada de ti, y como sabía que habíamos estado juntos algunas veces.—Hablo ella mientras que sentía como la sangre me hervía.

Tenía ganas de matar con mis propias manos a ese pendejo, estaba arruinado mi vida, y seguramente por eso, nos atacaron en la otra casa, por que solamente nosotros sabíamos la ubicación exacta de el rancho.

Me lleve las manos a la cabeza, frustrado mientras que ella seguirá llorando, negué.

—¿Tu les dijiste donde estábamos? ¡Arriesgaste la vida de Anastacia! Puta madre, sabes que a mi me vale madre que si algo me pasa ¿Pero a ella? ¡Por eso saliste sin ningún rasguño! Claro, y nosotros bien achicharrados.—Hable bastante enojado.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora