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Anastacia S

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Anastacia S. Zambada — Culiacán, Sinaloa

Hola mamá...

Jason le quito completamente la venda de los ojos y mi mamá me miró, yo tenía los ojos completamente llenos de lagrimas y estaba recargada sobre la pared.

—Anastacia...—Hablo Ella y Jay le quito las ataduras de sus pies y manos, mientras que me veía.—Mi niña, princesa.

—Regañela jefa, ah hija anda con el Ovidio y hasta anda rayada.—Abrí mis ojos por la forma en la que mi hermano mayor me hablaba.—Como ve, las generaciones de ahora.

—¡Pinche chismos..!—Dije mientras que ella con la ayuda de mi hermano se levantaba.

Me acerque a ella y la abracé.—No sabes cuanto necesitaba tus abrazos, mamá.

—Mi princesa ¿Como estas? ¿Y Serafín? ¿El da de esto?—Negué con lagrimas en los ojos.

—Solo sabemos, Alfredo, Ovidio y yo.—Hablé mientras que ella limpiaba mis lagrimas.—¿Por que nos abandonaste? Yo te necesitaba, los dos he necesitábamos. Nos abandonaste..

—No, Sofia, jamás quise pero tu papá no me dio más opciones.—Hablo con lagrimas en los ojos mientras que Jason se acercaba y me abrazaba.

—Pero ¿No vas a meter a Serafín a la cárcel, verdad? Y a Ovidio, no puedes alejarme de mi familia cuando ustedes nos mandaron a la ver...

—¿De donde sacaste ese vocabulario?—Alce una ceja mientras que los dos me miraban.

—Crecí con Vicente, Serafín, Mayito, Alfredo, Ivan y Ovidio ¿Como querían que saliera después de que me hicieron pensar que estaban muertos cuando estaban trabajando para la DEA, y cuando todos los que me rodean están metidos en el narco?—Hablé mientras que escondía la pistola que Ovidio me había dado atrás de mi cintura, como hace años Jason me había enseñado cuando era solo una niña.

—Yo pensé que era lo mejor ¿Como nos encontraste?—Me pregunto ella, los tres nos sentamos sobre un sillón y los mire con lagrimas en los ojos.

—Ovidio me ayudo, como ya le dije a Jay, tenemos sospechas de que el mató a Ivan, y entregó a mi padrino, ya no ahí alianzas entre CDS y mi papá, ahora... ¡No! No les daré información sobre el cartel.

Suspiraron.—Sabemos que no ahí alianzas entre Vicente e Ismael, y que Alfredo y Vicente están manejando el territorio.

—Y ustedes ayudan un chingo acabando con los laboratorios en Durango ¿No?—Ellos dos negaron.

—¿Ya le dijiste que tienes novio?—Jay hablo haciendo que le pegara en la pierna.—¡Hija de la ve..!

—Por culero y chismoso y ¡Por haberme querido ver la cara de pendeja!—Dije de mala cara.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora