O58

2.4K 181 17
                                    

Ovidio Guzmán — Culiacán, Sinaloa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ovidio Guzmán — Culiacán, Sinaloa.

Alfredo me miró mientras que yo me acostaba sobre el sillón de la casa y suspiraba, había pasado un pinche semana desde que no sabía absolutamente nada de ella y mucho menos de mi hijo, y eso me estaba matando, apenas y habíamos dado con la dirección, pero sus hermanos estaban 24/7 ahí y estaba lleno de seguridad, conseguimos unos planos pero rápidamente nos dimos cuenta de que había demasiadas salidas por donde escapar con ella.

Me está matando lentamente no saber de ella, no saber sobre mi bebé, me duele saber que puede que mi bebé ya esté muerto, que la hallan obligado a abortar y pensar en no volverá a ver jamás, eso me está matando lentamente.

Jale mi cabello frustrado, había dejado de comer, tenía unas ojeras enormes, más grandes de lo normal y no podía dormir bien, ya me había acostumbrado a dormir con ella y era algo que amaba, sentirla cerca de mi y que de durmiera en mi pecho.

Vicente era capaz de cualquier cosa, me daba miedo el saber que de verdad la podían llegar a casar con Rubén y saber que.. Todo lo que ella sufriría, tenía que salvarla si o si, no era un posible, la salvaría así tuviera que mover el mar para ir por ella.

Mire como Alfredo estaba viendo algo en su computadora, desde que la habían llevado, habíamos cortando comunicación con ellos y ahora Alfredo y yo estábamos a el mando de la organización de mi papá.

Si Iván estuviera aquí, el supiera que hacer, pero ahora estamos contactando a uno de nuestros primos más cercanos que estaba en Italia, para que nos ayudara con el rescate de mi mujer.

No podía creerlo ese día, se la llevaron así, como si nada, debió de haber sido uno de los mejores días de mi vida, pero ma arrebataron a el amor de mi vida, me la apartaron de mi, y es lo que me las duele.

¡Me quedé ahí! No me quise movilizar, pude haber hecho algo más, quizá. Pero no, ahora estoy juntando todos los hombres que pueda para poder moverme cuando pueda atacar, además de que ahora tengo a gente a todas las horas de el día sobre el rancho para que me avisen a qué horas es la más conveniente para atacar.

—Ovidio.—Mi hermano mayor llamo mi atención haciendo que me volteara viéndolo a el, mientras que limpiaba una que otra lagrima que corría por mis mejillas. El sabía cuanto me dolía no estar en los primeros días de el embarazo con mi mujer.—Cristhian ya viene para acá, dice que puede que nos ayude más de lo que creemos, lo escuche algo raro.

Acomode mi gorra mientras que me sostenía por el sofá.—Esta bien carnal.

—Deberías dormir.—Hablo el mientras que me veía, sin duda había bajado los kilos que había subido cuando andaba con mis antojos, que siguen.—Andas muy flaco, no duermes bien, comes poco, te las pasas reprochándote.

—No estaré bien hasta tenerla conmigo.—Hablé y el asintió para nada convencido mientras que veía como no me haría cambiar de opinión.—Solo la necesito a ella, y podré a volver se feliz, y a poder dormir.

Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora