Anastacia S. Zambada — Medellín, Colombia
—Alfredo ya encontró alguna información sobre tu hermano, mañana mismo me la manda y podremos verlos cuando estemos en Sinaloa, ya me quiero dormir.—Ovidio bosteza mientras que se acomoda sobre la cama, pongo mi cabeza sobre su pecho y el deja un beso sobre mis labios y después se acomoda mejor sobre esta.
—Hasta mañana.—Hablo adormilada y siento como los dos caemos como piedras en la cama una vez más.
[•••]
Noto como Ovidio a estado algo nervioso, mientras que yo estoy más que lista para tener su nombre tatuado sobre mi piel, camino hacia el despacho y entró sin tocar, como ya es mi costumbre, veo cómo Ovidio estaba revisando algunos papeles y camino hacia el, me siento sobre el escritorio y siento su mirada sobre mi.
—¿Que pasa? Te miró muy preocupado, tu carita necesita descansar, y tenemos que ir a que me pongan tú nombre.—Le doy una sonrisa pero puedo sentir cómo está preocupado.—¿Que pasa, bebé? Estas mal, les puedes mentir a todos menos a mi.
—Lo se, pero no quería preocuparte más, con todo lo que los dos tenemos encima.—Suspiro mientras que lo miraba y me jalo de las piernas, haciendo que me sentara sobre el, mientras que el me abrazaba.
—¿Que pasa, ratón?—Le preguntó mientras que el me mira por unos segundos y niega.
Suspiro.—Rubén escapó, la guerrilla se nos volteó y ahora.. Tenemos que tener cuidado.
—¿¡Como que escapo, Guzman!? ¡Ese hijo de la chingada!—Ovidio me pega más a su chapel, mientras que siento como algo crece dentro de sus pantalones, haciendo que sienta como algo escurre sobre mis piernas.—¿No nos hará daño, verdad?
—No le permitiré, ahora solo quiero deacuartizarlo y mandarlo a el infierno, es lo único que deseo para poder tener protegida para siempre.—Beso mis labios.
Bajo sus manos hasta mis glúteos y cuando nos separamos, lo mire, tenía los labios un poco hinchados mientras que acariciaba mi trasero, y sus ojos brillaban.
—Yo se como quitarte el estrés.—Me miró con una sonrisa traviesa, mientras que yo comenzaba a dejar besos sobre su cuello.
—Me encantas.—Ovidio me agarró y después me subió sobre el escritorio, quito todo y todo lo que tenía cayo a el piso.
Me sentó y después abrió mis piernas mientras que arqueaba la espalda, sentí como subía mi vestido y bajaba mi ropa interior, besaba mis muslos mientras que sentía un poco de vergüenza, pero no era la primera vez que el me miraba así.
Sentí como metió sus dedos dentro de mi, y después a verlo sus movimientos, comenzó a besar mi intimidad mientras que yo sentía como tocaba el cielo, mientras que el movía, arriba, abajo y en círculos.
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Odio Fingido | Ovidio Guzmán | TERMINADA
Romance𝐎𝐅 | ¿Podemos fingir odio para evitar amor? Ellos eran dos adolescentes que se conocen y odian desde que eran tan solo unos niños, dos personas que se llevan cuatro años, que además son perfectamente para estar juntos ¿Pueden fingir para tratar de...